lunes, 22 de noviembre de 2021

NO ES LO MISMO UNA OBRA BUENA QUE UN SACRIFICIO

 

Con mucha frecuencia nos confundimos cuando pensamos que una obra - aún siendo buena - es un  sacrificio. Y es que podemos hacer algo que, siendo bueno, no llega a sacrificio. Porque, algo bueno puede darse de lo que sobra, pero un sacrificio comporta darse uno mismo despojándose de algo propio que duele desprenderse.

Es por tanto fácil de confundir el sacrificio con la aportación - que en muchos casos son interesadas - al pretender recibir algo en compensación - tales como cenas, galas, rifas...etc., benéficas y solidarias. No podemos decir que son malas, pero sí que no son sacrificios. Porque, el sacrificio sería darse voluntariamente sin necesidad de ir o participar de esa contraprestación. 

Aquella pobre viuda dió lo que tenía - se dió - y lo hizo de forma desinteresada, silenciosa y sin ninguna contraprestación. Simplemente por compromiso de amor. Diríamos - en términos económicos - que sacrificó su situación financiera quedándose sumida en un estado doloroso. Jesús, también entregó su Vida en la Cruz, dándola con dolor y sufrimiento y perdiéndola para gloria de su Padre y ganándola para la Vida Eterna.

La pregunta que surge desde lo más profundo de nuestro corazón dice así: ¿Estamos también nosotros en esa actitud generosa de darnos por amor? ¿Y lo hacemos sin búsqueda de recompensa? Porque, precisamente, esa es la señal inequívoca del amor, sobre todo cuando se hace la oscuridad en nuestra vida y todo se vuelve oscuro, opaco y doloroso.

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