domingo, 16 de octubre de 2022

LA INSISTENCIA Y PERSEVERANCIA DARÁN SUS FRUTOS

Es evidente y de sentido común. La insistencia y perseverancia terminarán por dar frutos. Eso lo han experimentado muchos tras el esfuerzo de perseverar e insistir. Jesús nos muestra esa necesidad de insistir y no desfallecer con la parábola del juez injusto: «Había un juez en una ciudad…» -Lc 18, 1-8-.

Si nuestra insistencia nos promete resultados, ¿no hará justicia, con más razón, a sus hijos Dios nuestro Padre si perseveramos en nuestras insistencia? Es lógico que así sea, pues ha enviado a su Hijo a este mundo para rescatarnos del pecado entregando su vida. ¿Cómo se va a negar darnos su Infinita Misericordia si insistimos y se lo pedimos con perseverancia y constancia?

Además, nos lo dice Jesús muy claro en el Evangelio de hoy domingo. Por tanto, no desfallezcamos e insistamos con perseverancia y confiados en que Dios, nuestro Padre, responderá a nuestras suplicas. Dios nos quiere con locura. Es un misterio, está claro, pero es una realidad. Jesús nos lo ha mostrado entregando su vida y anunciándonos que su Padre nos regala gratuitamente su Amor Misericordioso y nos ofrece la Gloria eterna junto a Él. ¡Como no va a responder a nuestra insistencia!

No nos crucemos de brazo. Insistamos y perseveremos. Aprendamos de esa viuda que lejos de rendirse y desfallecer siguió adelante insistiendo y suplicando justicia. Dios, nuestro Padre lo puede todo, y nos quiere con un Amor Infinito, y nos responderá dándonos, no lo que nosotros pidamos, que no sabemos pedir, sino lo que realmente nos viene bien para nuestra salvación, que es lo que precisamente interesa.

sábado, 15 de octubre de 2022

DICEN QUE LA DISTANCIA ES EL OLVIDO…

Mt 11, 25-30

Es cierto que la distancia nos invita a olvidarnos los unos de los otros. Distanciarnos supone separarnos y dejarnos, no solo de vernos sino también de hablarnos. La oración es simplemente el sostenernos en ese contacto diario, constante y perseverante con aquel que sabemos se interesa por nosotros y nos ama con una locura misericordiosa. La oración es el arma que persigue y busca no olvidarnos ni separarnos del aquel que es Camino, Verdad y Vida, y nos sostiene con un amor infinito y misericordioso.

Es evidente que si perdemos ese contacto dialogante en oración diaria, perdemos nuestra relación de confianza, de amor mutuo y de perfección. Porque, es, precisamente en esa oración diaria donde se va fraguando nuestra conversión, donde el Señor va modelando nuestras ansias de perfección y de ser reflejo de ese amor con el que Él nos ama. Queda meridianamente claro que orar es, no solo vital, sino el vehículo por el que podemos dejar que Dios Padre actúe en nosotros.

Y orar no será, luego, decir palabras, recitar oraciones o cumplir con ritos y normas. Orar es mantener un diálogo con el Señor donde nosotros somos los alumnos y Él, el Maestro. Nosotros somos el barro y Él, el Alfarero. Todo consiste en dejarnos moldear. Él éxito está garantizado. Es, pues, evidente que nuestra responsabilidad es total porque, creados libres, dependerá de nosotros dejarnos moldear o moldearnos según nuestros intereses.

Las dificultades son obvias, pero la cuestión está contenida en las últimas palabras de este Evangelio del día de hoy: Mt 11: 28Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. 29Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y HALLAREIS DESCANSO PARA VUESTRAS ALMAS.…

viernes, 14 de octubre de 2022

¡TENGO MIEDO, SEÑOR, DE MIS APARIENCIAS!

Soy consciente de que, aunque trate de evitarlo mis apariencias siempre están activas y, quizás sin darme cuenta, saltan en muchos momentos incluso sin mi permiso. Son impulsos instintivos que, conscientes o inconscientes, tratan de disimular mi circunstancias, mis errores, mis egoísmos y mi manera de ser.

Es evidente, Señor, son mis pecados. Pecados que quiero ver y descubrir en el cada día de mi vida. Pecados que quiero corregir de forma concreta y tratar, uno a uno, de ir limando, enderezando y mostrando tal y como se presentan y actúan. Porque, confío, Señor, en tu Misericordia y Bondad Infinita.

No quiero sostenerme y permanecer conforme en una vida de apariencias que sostengan mi fe de forma aparente sin estar sostenida y apoyada en raíces auténticas que la mantengan firme. No quiero, Señor, vivir en un cristianismo muerto y enterrado en las apariencias. Y, aunque confieso que tengo mucho de ese cristianismo de apariencia, mi actitud, Señor, es la de salir de ahí y, por tu Gracia y Espíritu, limpiar mi corazón de toda esa inmundicia de apariencias y convertirme a tu Palabra y responder a tu llamada.

A pesar de mis apariencias, experimento, Señor, tranquilidad. Y la siento porque sé que quiero salir de esa apariencia y mostrarme tal como soy. Pecador, sí, pero con deseos de arrepentirme y cambiar. Y esperanzado en tu Amor Misericordioso, mi Señor, que me fortalece y me asiste para que pueda vencer el mal, las desganas, la hipocresía y todo aquello que envuelve mi vida en nubes de apariencia y mentira.

Me pongo en camino y trato, con la asistencia del Espíritu Santo, despojarme de toda apariencia y ponerme el vestido de la autenticidad. ¡Adelante!

jueves, 13 de octubre de 2022

LA VERDAD INCÓMODA SIEMPRE

Nunca sienta bien la verdad, al menos a aquellos que pretende vivir en la mentira. Los Profetas perdieron sus vidas por decir la verdad. La verdad siempre es incómoda, incluso para aquellos que la aceptamos y nos proponemos vivirla. Vivirla y hacerla vida en nuestra propia vida exige esfuerzo y autenticidad.

La Iglesia espera que, los cristianos, seamos profetas, hombres y mujeres de palabra, de verdad y de justicia. Hombres de esperanza y de tener siempre en su boca palabra de verdad siempre expresadas con fortaleza y esperanza. Y nunca con debilidad y dudas. Siempre dispuestos a vivir en la Voluntad de Dios hasta el extremo de dar la vida si es menester.

Pero, siempre en paz y esperanza. Y confiados en el Infinito Amor Misericordioso de nuestro Padre Dios. En Él conseguiremos esa plenitud gozosa de paz y felicidad que anhelamos y buscamos. En y con Él todo es posible. Él es Camino, Verdad y Vida. En Él encontramos la fortaleza para ir siempre con la verdad por delante y en actitud de misericordia y de construir un mundo mejor. Sin reproches ni criticas que destruyan sino todo lo contrario, con amor, misericordia y dispuestos a abrirnos a la verdad y la justicia. Eso sí, recriminando y denunciando todo lo que sea mentira y falsedad.

 

—Se puede aceptar—dijo Manuel— la crítica cuando se hace desde la perspectiva de buscar la verdad y la justicia. Incluso desde el error. Pero, lo que no se puede aceptar es la mentira deliberada de aquel que, sabiendo que miente, lo expone y defiende.

—Es evidente —respondió Pedro. Cuando hay buena intención de encontrar la verdad se puede establecer el diálogo con el esfuerzo de comprenderse y aceptarse.

—Pero, —añadió Manuel— la mentira rompe toda buena intención e impide el diálogo. Y hace muy difícil el entendimiento, la paz y la concordia.

 

Y ese es el problema. Aquellos fariseos no buscaban la verdad, sino su verdad. Por tanto, Jesús les estorbaba. Así acaba el Evangelio: Y cuando salió de allí, comenzaron los escribas y fariseos a acosarle implacablemente y hacerle hablar de muchas cosas, buscando, con insidias, cazar alguna palabra de su boca. Y hoy continua sucediendo lo mismo. Ahora, sucede que en lugar de Jesús está la Iglesia, que continua su misión, y, igual que ocurrió con Jesús, se la quiere quitar del medio.

miércoles, 12 de octubre de 2022

LA VIRGEN NOS SEÑALA EL CAMINO.

Virgen del Pilar

Es lógico y muy natural que la Virgen, como Madre que es de nosotros, nos alumbre el camino y nos señale donde está su Hijo y, a parte de hablarnos de Él, nos invite a seguirle y a ponerlo en el centro de nuestro corazón. Jesús, si queremos ser plenamente felices para siempre, debe estar en el centro de nuestra vida y ser el primero. A partir de Él todo nos será dado por añadidura y según nos convenga.

Solo con Jesús seremos plenamente felices. La cosas que el mundo nos ofrece y con las que trata de seducirnos son instantes de felicidad a media. ¡Nunca plenas! Nos engaña dándonos migajas de felicidad que nunca nos satisfacen plenamente. ¡Y además, siempre nos dejan insatisfechos, deseando y buscando más! ¿Es esto felicidad?

Dios, nuestro Padre, nos ha creado no para pequeñas satisfacciones, precisamente con las que nos quiere engañar este mundo. Dios nos ha creado para que seamos plenamente felices, para las grandes alegrías del cielo y para esa felicidad eterna que buscamos y perseguimos. ¡No nos dejemos engañar!

Pensemos que cada vez que tomamos el Rosario en nuestras manos y le rezamos, junto a nuestra Madre que nos mira y acompaña desde el Cielo, damos un paso adelante hacia la gran meta de la vida: La plena y gozosa felicidad junto a nuestro Padre Dios. Busquemos a nuestra Madre y, dejándonos aconsejar por ella, que nos quiere con un amor grande de Madre para llevarnos al encuentro con su Hijo, nuestra única oportunidad de salvación eterna. ¡Gracias, Señor, por tu Infinita Misericordia.

martes, 11 de octubre de 2022

SI TU CORAZÓN LO PONES EN LAS APARIENCIAS ANDAS MAL

Podíamos estar hablando de la necedad cuando damos más importancia a las apariencia, a lo externo que a lo propiamente interno. Porque, no es lo importante lo que está afuera y viene del exterior. Eso no contamina. Contamina y corrompe lo que arde dentro de tu corazón. Es el caso del Evangelio de hoy: lo externo, como el lavarse las manos, la vajilla y demás normas son necesarias e importantes, pero, nada más que eso, higiene y protocolo. Lo verdaderamente importante es lo que tú piensas y vives desde lo más profundo de tu corazón.

Jesús lo expresa muy claramente en el Evangelio de hoy lunes: «Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosáis de robos y maldades. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Dad limosna de lo de dentro, y lo tendréis limpio todo».

Y esta forma de vivir y de actuar te va inundando de insensatez y, sin apenas darte cuenta, instalándote en la corrupción. ¡Cuidado! Se observa mucho en el terreno de lo político. Se empieza con buenas intenciones pero, luego, las tentaciones, los sobornos y la oportunidad de hacerte rico terminan por corromper tu corazón. Y cuando lo adviertes se te hace difícil volver atrás. Por tanto, mejor tener siempre limpio el corazón – lo interior – para que nunca seas corrompido.

 

—Suele suceder con mucha frecuencia, políticos con buenas intenciones terminan por someterse al confort, a la buena vida, y al dinero. Y, una vez instalados se les hace difícil salir de esa situación —comentó Manuel.

—Coincido con tu comentario —añadió Pedro. Cuidamos las apariencias, pero hacemos lo contrario con nuestras actitudes más profundas, ¡las escondemos! Y sin darnos cuenta caemos en la necedad.

—Es lo que suele suceder —dijo Manuel. Y al final todo su discurso se convierte en mentiras e hipocresías. Es eso lo que se transparentaba en aquellos fariseos del tiempo de Jesús.

 

Pero ¿sucede hoy lo mismo? Es la pregunta que hoy nos cuestiona y nos lanza la reflexión del Evangelio de hoy. Nos lavamos las manos y platos de nuestra vida exterior – apariencia – pero ¿hacemos lo mismo con nuestros compromisos y actitudes que salen de nuestro corazón?

lunes, 10 de octubre de 2022

MUCHOS, DE LOS LLAMADOS IMPORTANTES, EXIGEN SIGNOS Y PRUEBAS.

Sucedió en tiempo de Jesús y sucede ahora. Los poderosos, tanto de riquezas o intelectualmente exigen signos, pruebas y demostraciones para creer. Ellos se creen con derecho a que se les demuestre lo que Jesús anuncia y proclama. Quieren signos especiales, grandiosos realizados delante de sus ojos y, quizás, así y todo podrán pegas y dudas.

Jesús no ha venido a demostrar nada. El hombre es una criatura de su Creación y, porque así lo ha querido, le anuncia la salvación. Lo hace voluntariamente y porque quiere y Jesús, el Hijo de Dios, nos revela el Amor Misericordioso del Padre. Su Palabra es Palabra de Vida Eterna. Y, en su momento, cuando lo ha creído necesario y se ha compadecido de aquellos que se lo han pedido ha obrado milagros.

Pero, el mayor milagro – fundamento de nuestra fe – es su Resurrección. Sin embargo, muchos se obstinan en no creerle. Precisamente, en el Evangelio de hoy lunes Jesús nos lo dice claramente: …porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás. Es decir, que la Misericordia de Dios, manifestada en la entrega de su Cuerpo voluntariamente en una muerte de cruz, es el Signo por excelencia que nos da la salvación. Y no habrá más signo.

 

—Tienes una y mil razones para creer —dijo Manuel.

—¿Cuáles? Preguntó Pedro.

—¡La Resurrección de Jesús! ¿No te parece bastante?

—Pero ¿cómo puedo creer?

Hay muchos testigos —respondió Manuel— que lo han visto y muchos seguidores que han dado su vida por Él. La Iglesia es depositaria de ese testimonio y ese anuncio: Jesús ha Resucitado.

—Pero…

—Mira lo que dice el Evangelio de hoy lunes. El signo está claro, sin embargo…