jueves, 11 de febrero de 2021

LA FE ES UN DON DE DIOS

Mc 7,24-30

La fe es un don de Dios, pero, tú tienes mucho que ver en que esa fe- regalo de Dios - entre en tu corazón. ¿Por qué?, porque eres libre - así te ha creado Dios - y esa libertad te exige fiarte de la Palabra de Dios o creer en la tuya rechazando la de Dios. 

Dios te ha dejado elegir y dependerá de ti fiarte de su Palabra o no. Luego, dependiendo de tu actitud la fe te será dada. ¿Crees en la compasión de Dios y en su Poder? Esa fue la conclusión de aquella mujer siriofenicia que siendo pagana se atrevió importunar a Jesús, saltándose todas las barreras que le negaban - no siendo judía - el derecho a pedir la curación de su hija. Su fe estaba a la vista.

Pero, observemos que Jesús no quería ser importunado. El Evangelio dice: En aquel tiempo, Jesús partiendo de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa quería que nadie lo supiese, pero no logró pasar inadvertido, sino que... Sucede que muchas veces nos cuesta llegar a Jesús, nos da la sensación que se esconde, que se ha ido y... Posiblemente, desfallecemos, nuestra fe se desvanece y tiramos la toalla. ¿Es esa la medida de nuestra fe?

Aquella mujer no le importó no ser judía. Recordemos que al principio se pensaba que la Palabra y salvación de Dios era primero para los judíos y luego para los paganos, a los que se les consideraba como perros. Jesús mismo estaba en ese pensamiento cuando recuerda que no está bien echar el pan de los hijos a los perros  Mt 15, 26 -. Sin embargo, su compasión es Infinita y admirado de la fe de aquella mujer, Jesús se compadece y le concede la curación de su hija.

La conversación es hermosa y nos puede a nosotros servir para avivar y sostener nuestra fe: Él le decía «Espera que primero se sacien los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». Pero ella le respondió: «Sí, Señor; que también los perritos comen bajo la mesa migajas de los niños». Él, entonces, le dijo: «Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija». Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y que el demonio se había ido.

miércoles, 10 de febrero de 2021

TODO LO IMPURO Y MALIGNO SE CUECE DENTRO DE TI


El pecado no está fuera de ti, sino que se cuece en tu interior, más concretamente en tu corazón. Es verdad que por los sentidos se activan tus pasiones, pero, siempre gobernadas por tu corazón. Desde él puedes rechazar todo lo que - por los sentidos - entra dentro de ti y expulsarlo fuera de ti.

Todo lo creado es bueno. Dios lo ha creado para provecho y bien del hombre, pero, el hombre no lo utiliza bien, lo envenena, por decirlo de alguna forma, y lo estropea. Dentro del hombre viven las malas intenciones que contaminan todo lo que viene de fuera. Dicho de otra forma, el pecado se cuece dentro de tu corazón: Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre».

Todo eso descubre la necesidad de limpiarnos y purificarnos externamente. Porque, el peligro está dentro de nosotros mismos. Es cierto que la tentación duerme fuera de nosotros y se manifiesta en todo lo exterior que nos seduce y nos tienta, pero, es dentro de nosotros cuando se genera y nace el pecado. Son nuestras intenciones las que hacen que nuestra amistad con Dios - nuestro Padre - se rompa. 

Por tanto, tratemos de purificar nuestro corazón y alejarlo de todo aquello que le seduzca y que le ponga en peligro de romper con el Señor. Porque, es su Voluntad la que nos conviene, la que nos hace feliz y nos llena de gozo eterno.

martes, 9 de febrero de 2021

NO TE QUEDES EN LAS NIMIEDADES, SINO MIRA AL INTERIOR Y PROFUNDO DE TU CORAZÓN, ALLÍ ESTÁ LA VERDAD

 

Al principio de la Biblia leemos que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. ¿Te has parado a pensar dónde está esa semejanza? En lo físico no debe ser, porque Dios es Espíritu, luego estará en lo espiritual, en los sentimientos del corazón y, sobre todo, en el amor. Dios es amor y nosotros tenemos mucho de eso. Sin amor no podríamos vivir. Necesitamos imperiosamente amar y ser amado.

Hago esta simple reflexión porque, posiblemente nos aferramos a las tradiciones sin más quedándonos atrapados en nimiedades y tonterías que no significan nada ni tienen sustancia suficiente para cuestionar las actitudes y comportamientos del hombre. Eso fue lo que sucedió en el pasaje evangélico que hoy nos narra  Marcos 7, 1-13 - en el que Jesús se ve interpelado por los fariseos y requerido a cumplir con las tradiciones de los antepasados: Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan:

 « ¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?». Él les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres’. Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres».

Sería bueno  limpiar todas nuestras actitudes desde la óptica del amor. Porque, lo verdaderamente importante no son las normas y leyes que, legisladas por los hombres, no miran precisamente al bien del hombre, sino que lo que importa es buscar siempre el bien del hombre amándole y amándonos tal y como nos amó Jesús y nos ama nuestro Padre Dios.

lunes, 8 de febrero de 2021

EL CONTACTO EXIGE CERCANÍA

 

Creo en Dios, suelen decir muchos, pero sus vidas están muy lejos de ese Dios que buscan. Sí, me dicen muchos amigos, creo en Dios, pero, mi vida la dirijo yo. Evidentemente, es una forma rara de creer y de manifestar su fe, porque, creer significa seguir y vivir en esas actitudes y estilo de vida de quien se cree.

Podemos preguntarnos, ¿cómo puedo creer en alguien que no conozco? Porque, se supone y es absolutamente necesario conocer a la persona en la que - después de conocerla - creo en ella y en su manera de vivir y entender la vida.

Indudablemente, conocer a Cristo Jesús exige acercarse a Él y escuchar sus enseñanzas - Evangelio - y, escuchándolas hacerlas vida de mi vida. Creer, por supuesto, exige seguir el Camino, la Verdad y la Vida del Maestro - nuestro Señor - en el que creo y al que quiero imitar. Creer en Jesús significa tomar su estilo de vida y, aún reconociendo mi pequeñez, mi pobreza y limitaciones, contando con su Gracia, tratar de dejarme guiar por su Espíritu.

No se trata, pues, de vivir al libre albedrío de mis sentimientos y pasiones, sino de seguir los mandatos que mi Padre Dios me indica, señalados propiamente para mi bien. Porque, Dios, nuestro Padre, quiere nuestro bien y lo que nos manda es para nuestra felicidad y gozo. Porque, para eso ha venido su Hijo Predilecto, nuestro Señor Jesús, a indicarnos el único y verdadero Camino, Verdad y Vida. 

Pero, para eso, para conseguir eso hay que acercarse al Señor y tocarle. Tocarle en la Eucaristía - bajo las especies de pan y vino - y dejarnos curar por su Gracia que nos fortalece y nos llena de paz. Y eso nos exige acercarnos a Él, estar cerca de Él, buscarle en todos los instantes y momentos de nuestra vida y  esforzarnos en perseverar y sostenernos en su presencia. Porque, Él nos sana y nos da la Vida Eterna.

domingo, 7 de febrero de 2021

ESTA TAMBIÉN NUESTRA AGENDA LLENA?

Mc 1,29-39


Posiblemente, nuestra agenda esté llena de actividades, y eso, pienso, no es malo, al menos no debe serlo, porque el trabajo es el medio de conseguir todo lo que necesitamos para nuestra subsistencia de cada día. Pero, ¿es ese el fin de nuestra existencia? Quizás esa sea la pregunta que debemos reflexionar, ¿todo consiste en hacer y hacer?

Tratar de buscar luz en las cosas del mundo no nos da la solución. Solo en Jesús podemos encontrar esa luz que nos guie y nos oriente. El Evangelio de hoy nos muestra como Jesús busca su tiempo - apartado, silencioso y tranquilo -  para dialogar con su Padre. Margina, por decirlo de alguna manera, su agenda de trabajo y busca su tiempo íntimo para estar con su Padre. 

Posiblemente, ese sea el criterio que también nosotros debemos seguir, buscar nuestro tiempo - sereno y tranquilo - para estar con el Señor y intimar con Él hablándole de todos nuestros problemas, ansiedades, cansancio e inquietudes. Hablarle de nuestras ansias de vivir en su Palabra y de proclamarla a todos los que estan a nuestro lado y a los que podamos llegar en el camino de nuestra vida.

Es eso lo que nos dice san Pablo en su carta primera a los corintios 9, 16-19. 22-23. Nuestra preocupación no debe estar en y por el trabajo - que también lo necesitamos - sino por dar testimonio y proclamar la Palabra de Dios en el trabajo y en cada momento de nuestra vida, ya sea trabajando o cuando estamos en relación con los demás. Y la pregunta que nos debemos hacer es: ¿trato yo de dar testimonio en mi vida anunciando esa Buena Noticia que nos da la verdadera Vida ?

sábado, 6 de febrero de 2021

DESCANSO Y TRABAJO

 

La experiencia me constata que la vida es un constante movimiento que, previo descanso exige trabajo. Muchas veces planeamos descansar y se interrumpe porque aparecen prioridades a las que no podemos renunciar ni rechazar. Es cierto que hay momentos que nos sentimos agobiados y necesitados de descanso, de alejarnos y desconectar con todo aquello que nos exige esfuerzo y, también, nos preocupa. 

De cualquier manera nuestro descanso se hace necesario para reponer fuerza físicas y también mentales y, como resultado, poder concentrarnos y actuar de la mejor manera. Pero, es evidente que también hay circunstancias en las que tenemos, a pesar de que lo necesitemos, interrumpir nuestro descanso para atender necesidades que se nos presenta en nuestro propio descanso. Somos compasivos - a debemos de serlo - y no podemos inhibirnos de servir y atender a aquellos que lo necesitan.

El Evangelio de hoy nos cuenta como Jesús, invitando a los apóstoles a retirarse a descansar, ven interrumpido ese descanso porque la gente - como ovejas sin pastor - le ha seguido y reclama su intervención y enseñanzas. También ocurre eso en nuestra vida. Cuántas veces sentimos necesidad de descansar y las circunstancias y problemas familiares, parroquiales, sociales y, en definitiva, de aquellos que lo necesitan, nos interpelan y nos piden que les ayudemos.

Sin embargo, una puntualización. No confundamos descanso y trabajo, porque, muchas veces sucede que nos retiramos a descansar - rechazando un servicio prioritario - y lo que hacemos es trabajar más, aunque suponga un cambio de actividad. El resultado es que regresamos de ese "llamado descanso" más cansados. En este momento recuerdo esa hermosa película,  "Que bello es vivir", donde hay ejemplos de lo que quiero transmitir

viernes, 5 de febrero de 2021

LA CEGUERA DE HERODES

 

Jesús no pasa desapercibido y su fama se extiende hasta el punto que llega a oídos de Herodes. Pero, cuando no se tiene abierto el corazón no entra sino aquello que tú permitas. Y, por tus debilidades, deseos y sentimientos, tus pasiones mandan en ti y te someten a hacer incluso lo que no quieres o piensas que no está bien. Herodes, a pesar de que respetaba a Juan, que lo creía un hombre santo y justo, se dejó dominar por sus instintos carnales y apetitos sensoriales que le cegaban e impedían corregir sus actos maliciosos y perversos.

Juan le reprochaba su estado matrimonial al casarse con la mujer de su hermano Felipe, que no le era lícito. Y Herodías - mujer de su hermano - aborrecía a Juan y quería matarlo. La historia de lo sucedido ya la conocemos - Mc 6, 14-29 - y, si no es así podemos leerlo. Ahora, nos interesa reflexionar sobre lo sucedido, porque, la cuestión es que hoy también continúa sucediendo lo mismo. El tiempo pasa, pero el amor y el desamor continúa igual. Toda cuestión de desamor nace del egoísmo y la ambición de poder, riqueza y placer.

Hoy siguen habiendo muchas Herodías y muchos Herodes. Personas dominadas por un odio resentido y brabucones cobardes que no saben rectificar y corregir sus fechorías. Personas inconscientes, que no saben medir el alcance de sus actos y que son la causa de muchas muertes. Muertes, no solo físicas - que las hay - sino también muertes espirituales que frustran a las personas y las someten a un estado mediocre, esclavizante y de frustración. 

Todo eso sigue vigente en este mundo en el que vivimos. Se miente y se esconde la verdad para tratar de normalizar la mentira e injusticia. Y, al igual que Juan el bautista, estamos nosotros llamados a denunciar y descubrir esas actitudes que someten, explotan, esclavizan e incluso matan a otros muchos. La verdad por encima de todo hasta el punto de arriesgar nuestra propia vida.