Mc 7,24-30 |
La fe es un don de Dios, pero, tú tienes mucho que ver en que esa fe- regalo de Dios - entre en tu corazón. ¿Por qué?, porque eres libre - así te ha creado Dios - y esa libertad te exige fiarte de la Palabra de Dios o creer en la tuya rechazando la de Dios.
Dios te ha dejado elegir y dependerá de ti fiarte de su Palabra o no. Luego, dependiendo de tu actitud la fe te será dada. ¿Crees en la compasión de Dios y en su Poder? Esa fue la conclusión de aquella mujer siriofenicia que siendo pagana se atrevió importunar a Jesús, saltándose todas las barreras que le negaban - no siendo judía - el derecho a pedir la curación de su hija. Su fe estaba a la vista.
Pero, observemos que Jesús no quería ser importunado. El Evangelio dice: En aquel tiempo, Jesús partiendo de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa quería que nadie lo supiese, pero no logró pasar inadvertido, sino que... Sucede que muchas veces nos cuesta llegar a Jesús, nos da la sensación que se esconde, que se ha ido y... Posiblemente, desfallecemos, nuestra fe se desvanece y tiramos la toalla. ¿Es esa la medida de nuestra fe?
Aquella mujer no le importó no ser judía. Recordemos que al principio se pensaba que la Palabra y salvación de Dios era primero para los judíos y luego para los paganos, a los que se les consideraba como perros. Jesús mismo estaba en ese pensamiento cuando recuerda que no está bien echar el pan de los hijos a los perros Mt 15, 26 -. Sin embargo, su compasión es Infinita y admirado de la fe de aquella mujer, Jesús se compadece y le concede la curación de su hija.
La conversación es hermosa y nos puede a nosotros servir para avivar y sostener nuestra fe: Él le decía «Espera que primero se sacien los hijos, pues no está bien tomar el pan
de los hijos y echárselo a los perritos». Pero ella le respondió: «Sí,
Señor; que también los perritos comen bajo la mesa migajas de los
niños». Él, entonces, le dijo: «Por lo que has dicho, vete; el demonio
ha salido de tu hija». Volvió a su casa y encontró que la niña estaba
echada en la cama y que el demonio se había ido.
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