Mc 7,31-37 |
Hay mucha gente ensimismada que viven encerrados en unas ideas muy literales que no les permite abrirse a la Verdad y ver las cosas de una manera más misericordiosa y abiertas al bien, al perdón y al amor. Jesús lo vivió en su propio pueblo con aquellos que cargaban las espaldas de los hombres con preceptos y preceptos que incluso, los sábados, no podían moverse. El amor está fuera de todo aquello que tiende a encorsetarnos y a limitar nuestras aspiraciones y actitudes buenas.
Abrirse significa estar en actitud de acoger a todos aquellos que te rodean, a los que están cerca y también a los lejos, porque esa es la Voluntad de Dios. Se hizo Hombre y habitó entre nosotros para ofrecernos a todos la Buena Noticia de salvación. Ese es el núcleo y mensaje de Jesús, abrirse a la Verdad y al Amor. Ese fue el estilo de Jesús y eso es lo verdaderamente importante.
Y ese fue el espíritu de la primera comunidad cristiana - Hch 2, 42-47 -
- 1)“acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles”, de algún modo aquí se intuye la idea del discípulo como testigos del testimonio de los apóstoles;
- 2) “a la comunión“: se refiere a la entrega de los bienes a la comunidad como expresión y refuerzo de la unión de corazones;
- 3) “a la fracción del pan“: se refiere al rito eucarístico y el término expresa también la dimensión social de la eucaristía;
- 4) “a las oraciones”: son las oraciones que hacían en común presididas por los apóstoles.
Y ese debe ser nuestro espíritu porque fue lo que hizo y enseñó Jesús. Precisamente en el Evangelio de hoy le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan imponga la mano sobre él. Él, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: «Effetá», que quiere decir: "¡Ábrete!".
Abrirse a la Verdad, la Verdad que nos viene del Espíritu de Jesús y que nos ha sido transmitida a través de estos XXI siglos por la Iglesia que nace precisamente en estas primeras comunidades. Es verdad que en todas las comunidades hay problemas, disidencias y conflictos, pero, también es verdad que el Espíritu Santo ha bajado para seguir esa tarea eclesial asistiendo y auxiliando a la Iglesia. Y eso lo avala, a pesar de las equivocaciones, errores, separaciones y... la permanencia, la perseverancia y la autoridad de la Iglesia, que, con paso firme continúa la misión que le confío Jesús.
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