martes, 14 de septiembre de 2021

MIRANDO LA CRUZ MIENTRAS CAMINAMOS HACIA TI, SEÑOR.

 

Es indudable que el camino del cristiano no es un camino de rosas. Seguir a Jesús trae consecuencias. Su final es la Cruz. Una Cruz que Él dignifica y levanta hasta ser signo de salvación. Mientras, antes de su Crucifixión, la cruz era el suplicio más atroz y vergonzoso de su tiempo. Hoy, la Cruz, tras la muerte de Jesús, es el signo de Salvación de todos los que creen en Él.

Y, sin embargo, no queremos mirar para ella. Pasamos de largo, indiferentes ante tanto sufrimiento de migrantes, de niños explotados y carentes de lo más imprescindible para tener una vida digna. Miramos para otro lado ante los mal llamados derechos de la mujer para el aborto e incluso protestamos porque no estamos lo suficiente cómodos y acomodados en una vida sin problemas. Hablamos y decimos, pero nuestras palabras no llegan a surtir efecto ante el sufrimiento de los que lo están pasando mal.

¿Qué nos ocurre? ¿Por qué la sociedad no se activa y trata de poner solución a tantos problemas? Realmente, ¿miramos la Cruz en la que contemplamos como Cristo dio su Vida por todos nosotros? ¿O nos limitamos a protestar porque todavía no nos parece cómoda nuestra vida? Es cuestión de sensibilidad y de experimentar que el sufrimiento de muchos es debido a la poca preocupación de otros.

Las políticas que hoy se trazan se hacen mirando a los intereses de partidos y a los de mantenerse largo tiempo en el poder con la intención de situarse e instalarse económicamente en la sociedad. No se mira para el que sufre y está tumbado en la cuneta. Pasa el levita, el sacerdote y también nosotros y volvemos la mirada para otro lado. Quizás esa tendrá que ser nuestra reflexión, ¿estamos realmente  preocupados por luchar en construir un mundo mejor, más solidario y justo?

lunes, 13 de septiembre de 2021

LA FE DEL CENTURIÓN

 

No cabe duda que la fe mueve montañas. Cuando se tiene fe en algo el corazón se activa y se pone en marcha. Pero, hay muchas clases de fe cuya esperanza está limitada en el tiempo y, consumido este, se termina. Sin embargo, cuando los cristianos hablamos de esperanza no miramos simplemente a esa esperanza humana, que también está ahí y es parte de nosotros. 

Hablamos de una esperanza apoyada en nuestra propia experiencia en el Amor y Misericordia de un Dios que forma parte y toma presencia en nuestra vida. Nos acompaña y nos acompañará en la eternidad en la que, confiados, esperamos.

No cabe ninguna duda, esa es nuestra verdadera y plena esperanza, la que llena plenamente nuestro corazón y lo colma de gozo y felicidad. Imagino con emoción que eso fue lo que habrá sentido aquel centurión que mandó a suplicarle a Jesús que curara a su siervo. Me imagino que, aún sintiéndose indigno de ser atendido y menos visitado, puso toda su confianza y esperanza en su Infinita Misericordia.

Sentir y esperar ese tratamiento de un Padre Dios que te conoce, que te tiene como hijo, que te cuida, te sana y te llena de verdadero amor y que te llama a compartir su Gloria en gozo y plenitud eterna es la dicha y la esperanza en la que tu fe debe sentirse apoyada y firme. Es la Roca que nos sostiene y no mantiene firmes. Y esa, así lo entiendo, fue la fe que el centurión experimentó y manifestó al enviar sus siervos para que le dijeran a Jesús: «Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo, por eso ni siquiera me consideré digno de salir a tu encuentro. Mándalo de palabra, y quede sano mi criado. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: ‘Vete’, y va; y a otro: ‘Ven’, y viene; y a mi siervo: ‘Haz esto’, y lo hace». 

Nos preguntamos, ¿está nuestra fe cerca de esa experiencia de encuentro con el Señor? Quizás esta humilde reflexión pueda ayudarnos a acercarnos a esa fe como la del Centurión.

domingo, 12 de septiembre de 2021

Y TÚ, COMO TAMBIÉN YO, ¿QUÉ PENSAMOS DE JESÚS?

Mc 8,27-35

Hoy nos preguntamos sobre que pensamos de Jesús. Pero, es de sentido común que, antes de opinar tengamos que conocerle. No se podrá dar una opinión o un parecer sin conocer a la persona sobre la que se opina. 

Y sucede que todos opinan y muy pocos son los que saben algo de Él. Y, sorprendentemente, a la pregunta de Jesús sobre quién es Él, recibe esta respuesta: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas». Y Él les preguntaba: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Pedro le contesta: «Tú eres el Cristo». 

No cabe duda que Pedro está asistido por el Espíritu Santo. Poco después es también el primero que se resiste al plan que Dios tiene pensado para su Hijo, y quiere cambiarlo. Tomándole aparte, Pedro, se puso a reprenderle. Pero Él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: Pero Él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: « ¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres». 

Ahora nos toca a nosotros responderle, porque la pregunta va también dirigida a cada uno de nosotros. Posiblemente, en muchos momentos de nuestra vida seremos como Pedro, rebeldes y contrario a la Voluntad d Dios y tendremos que replantearnos nuestra actitud y, también como Pedro, abrirle nuestro corazón al Señor para que, por su Gracia, sea convertido y transformado según al Plan de Dios.

sábado, 11 de septiembre de 2021

SEGÚN EL ÁRBOL SERÁN LOS FRUTOS

 

No se puede esperar frutos buenos de unos árboles malos, y, de la misma forma, frutos malos de un árbol bueno. La calidad del fruto está en la misma raíz del árbol. De un corazón mal intencionado nacerán actos malos y con malas intenciones. Y, de la misma forma, de un corazón bien intencionado, sus actos serán buenos y llenos de buenas intenciones y bondadosos.

Digamos que el corazón es la sala de maquina del cuerpo humano. Es decir, dependiendo de cómo funciona el corazón serán sus frutos. Se suele decir a modo de refrán: "De lo que reboza el corazón habla la boca". Las apariencias engañan y los frutos que aparentan tener un buen aspecto, luego no parecen ser tan buenos como aparentan. 

En el corazón - centro de donde nacen las buenas y malas intenciones del hombre - se cultivan todos los ingredientes para que sus actos sean buenos o malos. Lo que da carácter de bueno o malo es la intención que anida en el corazón. El pecado - ya lo dijo Jesús - Mc 7, 21 - nace de dentro del corazón del hombre. En consecuencia, necesitamos fundamentar y apoyar nuestra vida en el Señor, porque, en Él, encontramos esa fortaleza y firmeza para sostenernos ante las tempestades a las que el mundo nos somete y las seducciones que nos ofrece con tal de que nuestra fortaleza y firmeza se debilite y desplome. Él es la Roca que nos sostiene y nos preserva de todas esas tempestades que nos amenazan con derribar nuestra fe.

viernes, 10 de septiembre de 2021

LO PRIMERO, SEÑOR, ES VER

Lc 6,39-42

Antes de caminar es necesario ver. Ver el camino y por donde tienes que ir. Ver el camino y ver a donde te lleva. Caminar sin ver es una osadía y un atrevimiento que nos lleva al abismo. Es, precisamente, lo que nos dice el Evangelio de hoy viernes: (Lc 6,39-42): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: « ¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No está el discípulo por encima del maestro. Todo discípulo que esté bien formado, será como su maestro. ¿Cómo es que miras la brizna que...

 Y así es como debemos caminar. Caminar siempre en actitud de esfuerzo, de superación y en plena humildad, viendo primero las vigas en nuestros ojos para, luego, también en actitud humilde tratar de quitar las motas en los ojos de nuestros hermanos. Sobre todo de aquellos que se dejan limpiar. Es decir, de aquellos que estamos dispuestos y disponibles a ser corregidos y dejarnos corregir.

Y ese esfuerzo nos exige la escucha atenta de la Palabra de Dios y en tratar de ponerla en práctica cada día de nuestra vida. Es verdad, con nuestras miserias, con nuestras debilidades, con nuestros pecados - vigas y vigas que nos impiden ver - pero con el convencimiento de que la Misericordia de Dios es Infinita y podemos avanzar en ver algo más claro, cada día, el camino por donde debemos y tenemos que caminar.

Sabemos que no vamos solos. Sería una temeridad por nuestra parte. Sabemos que el Maestro - el Señor - nos acompaña y camina con nosotros y que, nuestra meta y esperanza es acercarnos a Él. Es nuestra referencia y modelo y aproximarnos a su Estilo de Vida es la mejor opción para nuestro camino.

jueves, 9 de septiembre de 2021

LA CLAVE ES AMAR

 

La Buena Noticia es el amor. Todo se puede sintetizar en el amor, porque, amar es la clave de todo acto humano. De modo que lo que no esté impregnado de amor pierde todo su valor salvífico. No significa esto que un acto bueno no tenga valor, sino que un acto bueno puede no ser suficiente para alcanzar la Gracia de Dios porque se hace con independencia de Él. Es decir, muchos de nuestros actos son hechos con intenciones partidistas, compensatorias e intereses particulares.

Y, el Evangelio de hoy lo pone muy claro: (Lc 6,27-38): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente. Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que...

Como podemos comprobar la cosa no es nada fácil. Al contrario, es suficientemente difícil. Y tan difícil que si ponemos nuestro solo esfuerzo será imposible lograrlo. Se hace, pues, necesario estar injertado en el Señor y, por su Gracia, ir transformando nuestro corazón endurecido, egoísta e inclinado a pensar en nosotros nada más, en un corazón desprendido, disponible y dispuesto a darse en bien de los demás. 

Sabemos, por experiencia, que nuestra única posibilidad es permanecer unidos al Señor, nuestra única referencia del amor, para, con su Gracia, intentar ir imitándole y pareciéndonos a Él. Nos será muy difícil, pero nuestra fe en Él alimentará nuestra esperanza. En el camino encontraremos dificultades, debilidades propias y nuestros pecados, pero, nuestro mejor testimonio será ese empeño de confiarnos a Él y abrirle nuestros corazones.

miércoles, 8 de septiembre de 2021

EL CAMINO DE LA FE PLANTEA DUDAS, SIN EMBARGO, EXIGE DISPONIBILIDAD

 

No es cosa sencilla caminar en la fe porque creer significa caminar sin estar seguro, ni firme y llenos de miedos e inseguridades. Es, simplemente, un reto que se te presenta cada día y al que tienes que enfrentarte - valga la redundancia -  con fe y esperanza. Creer es estar abierto a la acción del Espíritu Santo y a la disponibilidad de irte fiando de la Palabra de quien no puede equivocarse, del que es veraz y su Palabra es Palabra de Vida Eterna.

Creer es avanzar y crecer en la fe en la medida que tu vida entra en relación con ese Dios encarnado, Jesús, que te anuncia esa Buena Noticia que, enterrada en tu corazón, va despertando, por la Gracia de Dios y la acción del Espíritu Santo. Creer es dejarse bendecir por la acción del Espíritu y, a pesar de tus dudas y miedos, abrirte a la obediencia de Aquel que te anuncia que esto que te sucede es obra del Espíritu de Dios.

Creer, en definitiva, es no ponerte en brazos de tu razón, limitada e impotente, y sí en los brazos de un Dios todo poderoso que te ama hasta entregar a su Hijo predilecto, por amor, a una muerte de Cruz. Así creyó María, hasta el final junto a los pies de la Cruz en la que su Hijo fue crucificado. Así creyó José, aceptando la paternidad adoptiva, quizás sin entender, pero sí  obediente a la Voluntad de Dios.

Y así se nos propone también a nosotros en estos momentos de turbulencias, de diferencias, incluso dentro de la misma Iglesia y en este mundo convulso y de espalda a Dios que nos está tocando vivir. Ese es el camino, a pesar de tus dudas; a pesar de tus tentaciones y apetencias, no pierdas la fe y sigue el camino que la Buena Noticia - Palabra de Dios - te propone.