martes, 1 de noviembre de 2022

BIENAVENTURADOS LOS QUE SE ESFUERZAN EN VIVIR EN LA VOLUNTAD DEL SEÑOR.

Mateo 5, 1-12a

No hay felicidad mayor que la del esfuerzo de cada día en vivir en la Voluntad del Padre del Cielo, que me ama y busca mi bien. Esa es la felicidad de los bienaventurados que, injertados en Xto. Jesús se esfuerzan en amar a los necesitados de amor. Porque, son necesitados aquellos que, como Zaqueo, a pesar de ser ricos materialmente, están faltos de amor, de comprensión, de humildad, de generosidad y de paz. Y, en consecuencia, buscan el Amor Misericordioso de nuestro Padre Dios.

Porque, son bienaventurados todos aquellos que abiertos a la Gracia recibida en la hora de su bautismo, tratan y se esfuerzan en responder a ese compromiso bautismal con el auxilio y la fortaleza del Espíritu Santo. Un compromiso de anuncio de la Palabra; un compromiso de darse en caridad y auxilio a los pobres y necesitados; un compromiso de ser luz y testimonio con su vida para los desorientados o confundidos; un compromiso de verdad y justicia; un compromiso de acompañamiento en el sufrimiento; un compromiso de padecer y llorar con los que lo pasan mal y sufren. Un compromiso de estar al lado de los que son perseguidos e insultados por seguir a Jesús.

Un compromiso que se refleja en el día a día de las pequeñas cosas. Un compromiso de verdad, justicia y amor por los más pequeños, débiles y pobres. Un compromiso que nos hará feliz y nos llenará de gozo en esa morada del Cielo que Jesús ha ido a prepararnos.

lunes, 31 de octubre de 2022

NO BUSQUE EL INTERÉS Y LA RECOMPENSA

Parece lo normal y lo que todos buscamos: Hacer las cosas buscando una compensación. Me interesa ser amigo de esta persona porque me puede ser beneficioso. Sin embargo, de esta otra muy poco voy a conseguir y, en consecuencia, no le doy importancia a su amistad. Al parecer nuestra vida se mueve en esas coordenadas del interés.

Y, posiblemente, los favores que haga vayan también en esa línea. Pongo interés en ayudar a aquel que luego me pueda ayudar a mí. El Evangelio de hoy lunes – Luca 14, 12-14 – nos habla de eso, de nuestro interés en corresponder a quien, luego, me pueda corresponder a mí. Y eso no es caridad, sino más bien trueque. Hago esto para obtener, más tarde, algún interés.

No necesitamos preguntar ni acudir a un maestro de la Ley, ni tampoco a algún erudito intelectual. Sabemos que cuando actuamos por interés no estamos actuando por caridad. La caridad – el amor – es caridad cuando se da gratuitamente y sin ninguna esperanza de recibir nada. Jesús lo deja muy claro cuando dice: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos…

Ahora, será muy fácil ver y comprender que tipo de caridad hacemos. Y, también, fácil de tratar de ponernos en manos del Señor y pedirle que nos de la Gracia de transformar nuestro corazón en un corazón generoso y disponible a darse con verdadera caridad. Eso es ya más difícil. ¡No para Dios, nuestro Padre!, pero sí para nosotros. Sin embargo, con y junto a Él podemos ir transformando y dándonos gratuitamente.

domingo, 30 de octubre de 2022

EL ENCUENTRO EXIGE BÚSQUEDA

No hay alternativa, quien busca encuentra, y quien no lo hace, lo lógico es que no encuentre. Por tanto, el encuentro demanda inquietud y perseverancia de búsqueda. Comprenderemos que sin búsqueda no hay encuentro.

El encuentro de Zaqueo con Jesús puede iluminarnos mucho en este sentido. Zaqueo ha oído hablar de Jesús, y eso que oye le mueve a buscarle, a conocerle y a acercarse para ver quien es. ¿Sientes tú lo mismo? ¿O te acercas a Él simplemente por cumplir y descargar tu conciencia? ¿Cuál es tu actitud? Sería un buen discernimiento sacar conclusiones a ese respecto.

Zaqueo no se queda quieto. Hemos visto en la narración evangélica que sale, quiere verle y ante la dificultad de su pequeña estatura y el gentío, sube a un sicomoro para verle pasar. Ha sido capaz de atreverse a sortear y vencer esa dificultad que le impedía ver a Jesús. Se arriesga, incluso venciendo el que dirán y el respeto humano. ¡No le importa! ¡Ver a Jesús le parece más importante y por encima de su respeto humano! ¿Estás tu de acuerdo con la actitud de Zaqueo? ¿Te atreves a dar pasos que te permitan conocer y ver a Jesús?

¡Y la respuesta fue sorprendente! Jesús, que conoce y sabe el movimiento, la inquietud y el deseo de Zaqueo de verle, se le acerca, se le muestra y se autoinvita, conociendo la curiosidad y deseo de Zaqueo, de ir a su casa. ¿Piensas que Jesús responderá así a tus deseo de conocerle? ¿Estás dispuestos a abrirle la puerta de tu corazón? ¿No crees que Jesús pasa y pasa delante de ti en muchos momentos de tu vida? ¿Tienes los ojos abiertos como Zaqueo para que no pase inadvertido y le veas? ¿No sabes que ha venido para eso, para entrar en tu casa? ¡Claro!, siempre contando con tu permiso.

sábado, 29 de octubre de 2022

RECONOCE QUE TÚ NO ERES MEJOR

Lucas 14, 1. 7-11

Sucede que cuando eres invitado a cualquier acontecimiento o fiesta tratas de ir vestido con la intención de destacar, e incluso dar la campanada. Llevas dentro de ti la actitud de ser notado y ocupar un puesto principal, si no el más principal.  En el fondo tratamos de exaltarnos para ser más que el otro.

Eso fue lo que Jesús notó en aquella casa de uno de los principales de Jerusalén. Notaba que los convidados escogían los primeros puestos y, en base a esto, les propuso esta parábola: «Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado por él otro más distinguido que tú, y viniendo el que os convidó a ti y a él, te diga: ‘Deja el sitio a éste’, y entonces… Lucas 14, 1. 7-11.

Ahora, teniendo en cuenta la audiencia del Papa Francisco de estas últimas semanas, tratemos de esforzarnos en discernir. ¿Qué me esta diciendo el Señor con esto de ocupar los últimos puestos? ¿Me estará pidiendo que sea humilde? ¿Querrá decirme que no trate de enaltecerme y que, al contrario, me esfuerce en humillarme, es decir, en tomar una actitud humilde que dará como resultado ser enaltecido.

Ahora, continuamos discerniendo: ¿Es esa nuestra actitud? O dicho de otra manera, ¿tratamos de ser humilde y buscar los últimos puestos? Es decir, se trata de estar disponible y abierto a servir, a estar en una actitud de disponibilidad y de servicio. Ser último no significa quedarte en último lugar o permanecer en la cola. Ser último, en mi humilde opinión, significa, al menor en el sentido evangélico, ponerse a la misma altura del pequeño, del necesitado y pobre y tratar de servirle.

Por tanto, la conclusión, después de nuestro discernir, sería: Tratemos de no enaltecernos y, sí, de humillarnos. Porque, quien se enaltece, será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

viernes, 28 de octubre de 2022

ORAR Y ANUNCIAR

Dice el Papa Francisco que la primera labor de un apóstol es “orar” y, la segunda, “anunciar el Evangelio”. Es evidente que la oración precede a la proclamación o anuncio. En la oración pedimos luz, entendimiento y, sobre todo, fuerzas para que nuestro anuncio vaya sincronizado y coherente con nuestra vida. Digamos que lo que anunciamos lo vivamos. Palabra y vida.

Jesús estaba en constante contacto con su Padre. En el Evangelio de hoy vemos que se retira a orar – pasa toda la noche en vigilia, escucha y diálogo con su Padre – para, luego, al amanecer elegir a los doce apóstoles que le van a acompañar en la misión de anunciar la Buena Noticia. Una Buena Noticia que supone lucha, entrega, riesgo y peligro, hasta el extremos, como sucedió con Jesús, de entregar la vida.

Sin embargo, esa elección no coacciona ni impone. Es una propuesta de confianza, de fe y de experiencia de encuentro. No son llamados ni elegidos por conocimientos ni por preparación. Ni siquiera por cualidades especiales. Son elegidos tras la experiencia de un encuentro serio, profundo y vivencial con Jesús. Su Palabra, su Vida y el Amor Misericordioso que les anuncia de parte de su Padre, les llega a lo más profundo de sus corazones. Y deciden seguirle.

La experiencia es satisfactoria, le embriaga de gozo y felicidad hasta el punto de padecer como Jesús. Experimentan un sentimiento de honor verse perseguidos y amenazados como le sucedió al Señor Jesús. La sangre de los mártires es semilla de cristianos. Jesús atrae y vienen de todas partes a oírlo y a pedirle alivio y sanación para sus enfermedades. Muchos, termina el Evangelio diciendo, trataban de tocarlo, porque salía de Él una fuerza que los curaba a todos.

¿Vamos nosotros en ese camino? ¿Buscamos a Jesús con el deseo de encuentro y de experimentar la acción, el gozo y la alegría de su Palabra? ¿Y, experimentado ese encuentro y vivencia con Él abrimos nuestro corazón con la actitud y disponibilidad de seguirle y dar testimonio con nuestra vida? Tiempo para discernir y esforzarnos en dar una respuesta.

jueves, 27 de octubre de 2022

EL PLAN DE DIOS

Lucas 13, 31-35

Jesús es fiel al plan de su Padre. Nada le va a detener. Ha venido a anunciar el Amor Misericordioso de su Padre y la salvación eterna para todos aquellos que, reconociéndose pecadores, se acojan a su Misericordia. Nadie le detendrá en su misión. Su camino está ya diseñado y Jesús no parará hasta el extremo de entregar su Vida.

Es lo profetizado, Jerusalén que mata a los profetas y a los que se te envían. En tiempo de persecuciones los pastores no deben abandonar a los fieles. Y así sucede con los misioneros y todos, fieles y misioneros, que, actualmente, están entregando su vida por la fe en Xto. Jesús, quizás en estos mismos momentos que lo escribimos.

Jesús no se paró y su Iglesia tampoco se va a parar. Los misioneros y los voluntarios permanecen. El martirio es cuna de cristianos que se sostienen firmes en la fe. Nadie, injertado en el Espíritu Santo, da un paso atrás. Cristo es el centro y nuestra Roca y Fortaleza. En Él estamos dispuestos también a entregar nuestra vida, porque, la muerte no existe para el cristiano, sino el paso – Pascua – por la muerte a la vida. Una vida donde florecerá el gozo, la felicidad para siempre.

Sabemos, por la fe en su Palabra, que llegará el final y la victoria será plena. De esta manera Jesús lo dice al final del Evangelio de hoy: Les digo que no me verán hasta el día que digan: “Bendito el que viene en nombre del Señor”.

Y esto nos debe animar a fortalecer nuestra fe. Nos debe animar a proclamar la Palabra de Dios y a vivir en la Verdad y Justicia Divina. Y a no tener miedo, pues lo peor que nos puede pasar es perder la vida. Y sabemos que perder la vida en este mundo es ganar la verdadera Vida, la Eterna y junto al Padre. Por tanto, nuestra misión también es, como hizo nuestro Señor Jesús, vivir en la Voluntad del Padre. Y la Voluntad del Padre es que nos amemos hasta el extremo de entregar la vida por ese amor que proclama la verdad y la justicia.

miércoles, 26 de octubre de 2022

ÚLTIMOS QUE SERÁN PRIMEROS Y PRIMEROS QUE SERÁN ÚLTIMOS.

Con estas palabras, que he tomado para el título de la reflexión de hoy miércoles, pronunciadas por Jesús al final del Evangelio se nos anuncia claramente que lo importante no es estar ni cumplir, sino ser y vivir la misericordia y ternura del Amor de Dios. La parábola del fariseo y publicano, que nos narra Jesús en el Evangelio del domingo, nos pone en guardia. No se trata de cumplir sino de reconocer nuestras limitaciones y pecados y, en consecuencia, la necesidad de que sea Dios, nuestro Padre, quien nos salva y nos da ese regalo inmenso y gratuidad de eternidad y felicidad.

Lo importante es vivir el instante con verdadero amor. Amor misericordioso y disponible para mejorar desde la verdad y la justicia todo lo que nos rodea y nos ha sido dado para, conservándolo, transmitirlo y dejarlo, si es posible, mejorado, en manos de las generaciones que nos siguen. Porque, todo dependerá de eso, de nuestro amor disponible y entregado para el bien de los demás.

Es evidente que es fácil decirlo, como hago yo ahora, pero totalmente diferente vivirlo. Entrar por la puerta estrecha no es nada fácil. Se necesita esfuerzo, voluntad, deseo y, sobre todo, fe y esperanza. Todo eso dará como resultado la caridad, porque sin caridad será imposible abrir esa puerta estrecha. Jesús nos dice que muchos intentarán entrar pero no podrán. Y es que para entrar por esa puerta y recorrer ese camino se necesita humildad, esperanza y fe.

Da miedo leer lo que Jesús dice al final de este Evangelio: “No sé de donde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad” Allí será el llanto y rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera.  

Un santo temor que nos invita a confiar en la Infinita Misericordia de Dios y a, arrepentidos, esforzarnos, tal y como nos invita y nos dice Jesús, a entrar por la puerta estrecha. Es el mejor camino para tomar que nos lleva a esa felicidad eterna que buscamos.