martes, 15 de septiembre de 2020

LA MATERNIDAD DE MARÍA


Una madre es un tesoro y esa es la experiencia del hijo. Sentirse acogido y protegido por el calor, la ternura y amor de una madre es algo que no tiene precio. El instinto de los polluelos a cobijarse bajo las alas de su madre dibuja una estampa de ternura, de entrega y del amor instintivo de la gallina en defensa de sus polluelos.
DIOS ME HABLA HOY: Juan 19, 25-27 | Arte biblico, Jesús fondo de pantalla,  La cruz de jesus
Juan, 19, 25-27

Nosotros tenemos el privilegio de tener dos madres. Una, la de la tierra que nos ha dado la vida, por la Gracia de Dios, y, otra,  la del Cielo que nos la ofrece Jesús, su Hijo, en el momento de entregar su Vida desde la Cruz, para nuestra salvación. Pero, simultáneamente, le pide a su Madre que sea también la Madre de todos. Y, desde ese momento, la Virgen es también Madre nuestra.

María es la Madre que camina, nos acompaña y nos guía por el camino que nos lleva a contactar con su Hijo. María nos enseña la forma y la manera de seguir a Jesús, mostrándonos humilde, obedientes y confiados a su Palabra y a su Amor. María es la Madre que nos aglutina, nos da esperanza y ruega por nosotros en todos los momentos de nuestra vida. Sobre todo en esos momentos de dificultad, de riesgo, de confusión y de peligro.

María, que supo estar con su Hijo hasta acompañarlo al pie de la Cruz, también está con cada uno de nosotros acompañándonos hasta el pie de nuestra cruz. Una cruz que se concreta en el seguimiento a su Hijo entregando nuestra vida en cumplimiento de su Voluntad.

lunes, 14 de septiembre de 2020

LA CRUZ, SIGNO DE SALVACIÓN

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Jn 3,13-17
Cuando nos invitan a seguir a Jesús, de entrada experimentamos animadversión por la cruz. Un camino de cruz no apetece a nadie y seguir a Jesús supone cargar con tu cruz y seguirle. Sin embargo, la cruz tiene otra mirada, es el signo de nuestra salvación y la máxima expresión de nuestro amor.

Porque, la cruz es la revelación del Amor del Padre y, también, la solidaridad de Jesús, el Hijo, que se entrega voluntariamente por amor para rescatar al hombre de la esclavitud del pecado y, merecer, por los méritos, valga la redundancia, de la Pasión y muerte de Jesús, la Vida Eterna. Desde ese contexto y, sobre todo, desde la fe, la exaltación de la Cruz es la celebración del triunfo de la Vida sobre la muerte, del amor sobre el pecado, y, sobre todo, del triunfo de Jesús, el Hijo de Dios, sobre la muerte, con su Resurrección.

Jesús asume voluntariamente nuestros pecados y entrega su vida para darnos la posibilidad de liberarnos de esa esclavitud que nos atenaza y nos somete. Jesús es el Mesías solidario y misericordioso que nos entrega su vida incondicionalmente invitándonos a nosotros también a solidarizarnos con todos aquellos que sufren, que son marginados, excluidos, esclavizados y crucificados para aliviarlos y ayudarles a bajar de esas cruces donde crucifican sus vidas. 

Y cuando se va descubriendo ese compromiso solidario, tomamos la cruz de nuestro camino para compartirlo con aquellos que sufren y lo pasan mal. Y con aquellos otros que, desconociendo la invitación de Jesús, ignoran que la cruz es signo de salvación.

domingo, 13 de septiembre de 2020

DEUDOR INSOLVENTE

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Sin perdón no puedo salvarme.  Soy un deudor perpetuo debido a que mi deuda me es imposible pagarla. La realidad de mi vida es esa. No tengo esperanza de saldar mi deuda con mi Padre Dios. Nunca podré satisfacer la deuda de mis pecados y, mi única esperanza es confiar y creer en la Infinita Misericordia de mi Padre Dios. Es esa, su Misericordia la que realmente me salva.

El perdón es la expresión del amor, pues, estás amando cuando perdonas, y, en la medida de tu perdón serás perdonado. Pero, pensemos, el perdón misericordioso de Dios tendrá efecto y relación con el perdón que tú tengas con los demás. Eso no lo deduzco yo, y, menos, lo digo. Eso lo dice Jesús en la parábola que hoy nos expone en el Evangelio: Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le...

Un amor que, semejante al de nuestro Padre Dios, se caracteriza por la incondicional disponibilidad de amar a los amigos, familiares, conocidos y, sobre todo, a enemigos. Jesús no nos mira por nuestros actos de piedad desencarnados de la realidad de nuestra vida. Sólo, si estos responden coherentemente a lo que realmente vivimos cada día y coinciden con la Voluntad de su Padre, serán del agrado de Él.

Porque, una cosa debe quedarnos meridianamente clara, el salir de nuestras comodidades para darnos en servicio incondicionalmente a los demás, sean amigos o enemigos, es la única expresión del amor verdadero a Dios, y de hacer, precisamente, su Voluntad. Sólo así toda nuestra hoja de piedad tiene verdadero y auténtico sentido.

sábado, 12 de septiembre de 2020

UN CORAZÓN BUENO DARÁ SIEMPRE FRUTOS BUENOS

LUCAS 6, 43-49 | Lucas 6, Evangelio segun san lucas, Pensamientos
Lc 6,43-49
Sabido es que de un árbol bueno no nacerán frutos malos, sino todo lo contrario, frutos buenos. Y, por el contrario, de un árbol dañado nacerán frutos malos y dañados. Lo afirmamos con ese refrán que todos conocemos: "de tal palo, tas astilla". Es de sentido común comprender que de algo malo no puede salir nada bueno y de lo bueno, en consecuencia, saldrán cosas buenas.

Por tanto, coincidiremos que de un hombre de buen corazón, sus frutos serán buenas obras, y, por el contrario, de un hombre de un corazón corrompido y herido por el pecado, sus frutos serán obras malas. De modo que, lo único y verdaderamente importante es dar y producir buenas obras, y eso lo descubrimos en lo más profundo de nuestros corazones. El hombre desea y quiere hacer buenas obras. Esa es su genuina intención y su impronta en el corazón humano. No olvidemos que hemos sido creados semejantes a Dios.

Ahora, sucede que ese corazón humano está sujeto al pecado y puede corromperse. Luego, dependiendo de su cultivo, de sus cuidados, de sus buenas o malas relaciones, del agua con la que sea regado, su bondad o maldad producirá buenos o malos frutos. Lo dice claramente Jesús, nuestro Señor, en el Evangelio de hoy cuando habla de edificar el camino de nuestra vida sobre verdadera y firme Roca o en unos cimientos arenosos que a la menor tempestad se viene abajo.

Necesitamos, pues, purificar nuestros corazones de todas aquellas inmundicias que los contaminan y le impiden realizar buenas obras. Por tanto, la lucha está planteada en el acontecer de cada día. Una lucha contra corriente que el mundo establece y contra criterios que confunden, contaminan tus buenas obras transformándolas en malas obras y malos frutos.

Es verdad que estamos sujetos a nuestras pasiones y egoísmos. Sostener nuestro corazón firme conlleva lucha, esfuerzo y fortaleza, pero, dependerá en donde apoyamos esa lucha de cada día, Roca o arena.

viernes, 11 de septiembre de 2020

PECADORES Y JUECES

Lucas 6,39-42 - ParroquiaWeb | Evangelio, Evangelio del dia, El maestro
Todos reconocemos nuestra imperfección. Es evidente que nos sabemos pecadores y no nos atrevemos a levantar la mano en señal de que estamos libre de pecado. Sin embarogo nos atrevemos a juzgar y a servir de guía para otros. ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿Acaso un pecador puede limpiar a otro pecador? ¿No se hundirán ambos en el abismo?. 

Es de sentido común mirarse interiormente primero, para luego, limpio, tratar de limpiar al otro. Se hace necesario recuperar la vista para luego servir de guía al que no ve. Por tanto, es aconsejable reflexionar sobre mis actitudes, mis errores, mis fallos y pecados, para, luego, en el esfuerzo de corregirme, por la Gracia de Dios, ayudar a corregirse a otros. Sería necesad querer limpiar sin estar yo limpio.

 No pretendamos ser maestros ni guías, primero, porque no lo somos, y, segundo, porque, nuestra debilidad es tal que nuestro testimonio no alcanza para servir y ser guía para otros. Por tanto, seamos sinceros con nosotros mismos y, abiertos a la Gracia de Dios, dejémonos limpiar interior y externamente para, por la acción del Espíritu Santo ser guía para otros señalándoles el camino hacia Xto. Jesús, Camino, Verdad y Vida. 

jueves, 10 de septiembre de 2020

LA DIFICULTAD DEL AMOR

LUCAS 6, 27-38 | Frases sabias, Frases sobre el hogar, No juzgues
El mandato es el amor y eso, a parte de que todo cristiano lo sabe, es la máxima que todo cristiano debe cumplir y vivir. Y, el peligro está en que, sabiéndolo, nos quedemos a media y no lo cumplimos.

Es ahí donde debemos reconocer nuestra condición de pecadores. El amor encierra una gran dificultad hasta el punto que, de nuestra capacidad de actuar dependerá nuestra salvación.

Todos experimentamos la necesidad de amar en lo más profundo de nuestro corazón. Y cuando digo todos me refiero a todos en general. el hombre ha sido creado por Amor y para amar, de modo que si no ama está yendo contra su propia naturaleza de amar. 

El amor será su asignatura pendiente. Ahora, ¿dónde está la dificultad de amar? Porque, cada cual, sea creyente o no, amará a los suyos, a sus amigos y bienhechores.

La dificultad se esconde en amar a los que no te aman e incluso a los te odian.  Eso, que no entiendes ni cabe en tu cabeza es la apuesta de Jesús por el hombre. El te ama así y, sin pedirte nada a cambio, te entrega su Vida y la ofrece para tu salvación.  Mayor riesgo imposible.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

LOS PREFERIDOS SON LOS POBRES

FELICES LOS POBRES ...Lucas 6,20-26. | Dibujos fano, Mensajes para niños,  Bienaventuranzas
Lc 6,20-26
Ha quedado muy claro que Jesús, el Hijo de Dios, ha venido a salvar a todos los hombres sin excepción. Sin embargo, hay una condición significativa, los pobres. Es decir, la pobreza es la condición irrenunciable de todos aquellos que quieren ser acogidos a la salvación que trae Jesús, el Mesías prometido y enviado por el Padre. Estos, los pobres son, pues, los preferidos por Jesús.

Entendemos por pobres aquellos que materialmente están, por las causas que sean, desposeídos de lo necesario para vivir dignamente. Y, por tanto, sufren. Supongo que, muchos son los que desperdician lo recibido y, despilfarrándolo, quedan sumidos en la pobreza. Son pobres por sus pecados y derroches, y, quizás, también por sus egoísmos. De cualquier forma, no nos toca a nosotros juzgar, sino todo lo contrario, amar como nos ama nuestro Padre Dios que nos enseña, en parábolas como la del Padre amoroso - Lc 15, 11-24 - a tener una actitud amorosa y misericordiosa con los demás.

Una cosa nos debe quedar muy clara. Se trata de que son verdaderamente los pobres los preferidos de Jesús, y, a ellos, ha venido a salvar preferiblemente. La cuestión, por tanto, es la siguiente: ¿Soy yo pobre? ¿O soy rico,  de los que me río, o me encuentro saciado? Porque, de estar en un lado o en otro dependerá también ser de los preferidos de Jesús. Por tanto, hagamos una verdadera y profunda reflexión que nos ayude a convertir nuestro corazón suficiente, rico e indiferente en un corazón pobre, necesitado y abierto a la acción del Espíritu Santo.