El mandato es el amor y eso, a parte de que todo cristiano lo sabe, es la máxima que todo cristiano debe cumplir y vivir. Y, el peligro está en que, sabiéndolo, nos quedemos a media y no lo cumplimos.
Es ahí donde debemos reconocer nuestra condición de pecadores. El amor encierra una gran dificultad hasta el punto que, de nuestra capacidad de actuar dependerá nuestra salvación.
Es ahí donde debemos reconocer nuestra condición de pecadores. El amor encierra una gran dificultad hasta el punto que, de nuestra capacidad de actuar dependerá nuestra salvación.
Todos experimentamos la necesidad de amar en lo más profundo de nuestro corazón. Y cuando digo todos me refiero a todos en general. el hombre ha sido creado por Amor y para amar, de modo que si no ama está yendo contra su propia naturaleza de amar.
El amor será su asignatura pendiente. Ahora, ¿dónde está la dificultad de amar? Porque, cada cual, sea creyente o no, amará a los suyos, a sus amigos y bienhechores.
La dificultad se esconde en amar a los que no te aman e incluso a los te odian. Eso, que no entiendes ni cabe en tu cabeza es la apuesta de Jesús por el hombre. El te ama así y, sin pedirte nada a cambio, te entrega su Vida y la ofrece para tu salvación. Mayor riesgo imposible.
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