martes, 21 de junio de 2022

LA LEY Y LOS PROFETAS

 

―La tentación está servida ―dijo Manuel―. Lo placentero, lo fácil y cómodo atrae, y, por el contrario, la dificultad, lo escabroso, difícil e incómodo repele. Deducimos que escoger el camino angosto, que precisamente lleva a la vida, es duro y nos cuesta.

―Está claro ―confirmó Pedro―. Aparentemente, lo fácil y placentero nos gusta más y nos apetece consumirlo. No tienen que invitarnos para acceder a lo fácil y gustoso. Pero, a la larga la cosa no está muy clara.

―Nada clara ―repitió Manuel―. Recorrido el camino fácil y placentero experimentamos vacío, insatisfacción y, lo más que podemos sacar es una adicción por desear fuertemente repetir esa experiencia. Porque, estamos vacíos, igual que antes de llenarnos de ese placer.

―Es verdad ―asintió Pedro―. La sensación que te queda es de egoísmo, de buscarte y satisfacerte sin pensar en los demás. Tú mismo empiezas a pensar que ese camino no es bueno y, la prueba, es que te propones cambiar.

―Se nota en los retiros, los ejercicios espirituales, las peregrinaciones y todo aquello que mueve a una seria conversión, un giro drástico y total de nuestra vida. Y es que a pesar de ser angosta y dura, la Puerta por la que entramos a la Vida es la que nos llena de plena felicidad y eternidad.

 

Todos sabemos que esa Puerta es Jesús. Él es la única solución a nuestros problemas y a nuestra salvación eterna. A menos que trates de conocerle, verás enseguida que el mismo te lo deja claro: Jn 14, 1-12 "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí"… Jesús es el Señor y está siempre esperando tu acercamiento, tu entrada por esa Puerta que es el mismo. No hay otro camino que te lleve a esa felicidad que buscas. Solo Jesús es el Camino, la Puerta que da paso a la Vida plena y eterna. Él representa toda la Ley y los Profetas, pues en Él se cumple ese Amor Misericordioso de Dios, sobre todo a los más desfavorecidos y necesitados.

Es de sentido común que lo que representa y significa nuestra felicidad sea costoso y presente dificultades. Pues, bien sabemos que lo bueno cuesta y exige esfuerzo. Ese es el significado de la puerta estrecha, una puerta incómoda, exigente, mortificante, sacrificada, pero que da paz y vida eterna. Si la vida nos exige esfuerzo y lucha para vivir y alcanzar cierto bienestar, seguir a Jesús y entrar en su Vida nos dará, a pesar de la dureza del camino, esa felicidad que buscamos eternamente.

lunes, 20 de junio de 2022

JUZGAR NO ES COSA DE HOMBRES

 

Juzgar no es cosa fácil. Y no lo es porque el juicio pertenece solo a Dios y al querer suplantarlo el hombre, se equivoca. Por otro lado, solo puede juzgar Aquel que es Perfecto y puede hacerlo, y eso solo corresponde a Dios. Por tanto, tratemos de no juzgar porque no está en nosotros esa capacidad de juicio.

Por otro lado, si tú eres consciente de que comete errores y pecados, ¿cómo te atreves a juzgar a tu semejante? Es algo que está fuera de todo sentido común y toda lógica. No puedes corregir a tu hermano cuando tú tienes, quizás, mayores errores y pecados que él. Además, tengamos en cuenta que en la medida que juzguemos seremos también juzgados nosotros. Es decir, según tus juicios, si te atreves, sobre los demás, así, en la misma medida serán los juicios contra ti.

 

—Es terrible pensar que de la misma manera que juzgo a una persona, así también seré yo juzgado —irrumpió Pedro frunciendo el ceño.

—Ni más ni menos —dijo Manuel—. Así de claro. La misericordia que tú emplees con otros será la que empleen contigo. Luego, si quieres que te hagan un juicio misericordioso, sé tú misericordioso con otros.

—Es esperanzador saber esto y tratar de no atreverse a juzgar a nadie. Pero, también —continuó Pedro— la tentación de juzgar no es fácil vencerla. La experiencia nos lo demuestra a cada momento.

—Es cierto, somos tentados —dijo Manuel— a juzgar a otros, y a ser benévolos con nosotros mismos. No nos damos cuenta qué cuando juzgamos estamos usurpando el puesto a nuestro Padre Dios, porque, Él es el único que tiene derecho a juzgarnos. Y eso es grave.

—Tan grave que también seremos juzgado nosotros con esa medida que juzgamos a los demás —concluyó Pedro.

 

Y así es. El Evangelio de hoy no deja lugar a duda. Simplemente, ponernos en lugar de otros nos ayudará a ver que también nosotros cometemos los mismos errores. Por tanto, dejemos que sea nuestro Padre Dios quien nos guzgue a todos, porque solo su juicio será justo y merecido. Y además, llenos de esperanza en su Infinita Misericordia.

domingo, 19 de junio de 2022

EL INFINITO E INMENSO REGALO DE LA EUCARISTÍA

Lc 9,11b-17

Todo es Gracia, regalo de Dios. Desde la hora de nuestro nacimiento, mejor, de nuestra concepción como persona en el vientre de nuestra madre, todo nos ha sido regalado gratuitamente hasta que, alcanzada la madurez, podíamos valernos por nosotros mismos. Pero, nuestra gratuidad no acaba ahí. Nuestro Padre Dios, viendo la debilidad de nuestra naturaleza herida por el pecado nos ha dejado la Eucaristía – Cuerpo y Sangre de su Hijo Jesucristo – que nos sostiene, nos alimenta y nos fortalece para superar las adversidades del mundo, demonio y carne.

Hoy, celebramos ese día, y es un gran regocijo darnos cuenta y tomar conciencia, que Jesús, el Hijo de Dios, que dio su Vida por la nuestra, se ha quedado Vivo, Presente, Real y Misericordioso, bajo las especies de Pan y Vino para ser nuestro sustento, alimento y fortaleza espiritual contra todos esos obstáculos que, derivados del pecado, tratan de manchar nuestra alma, debilitarla y engañarla seduciéndola con las ofertas de ese mundo, demonio y carne.

Manuel se levantó y dando un golpe en la mesa dijo:

—¿Cómo es posible que no nos demos cuenta de que el mundo, demonio y carne, los tres peores enemigos del alma, nos pueden? Necesitamos, pues, un apoyo superior para poder resistirlos y vencerlos.

—Una de las estrategias de estos grandes enemigos es hacernos ver que nuestra felicidad está en ellos. ¿Recuerdas, Manuel —dijo Pedro— cuando Jesús, el Hijo de Dios y nuestro Señor, fue tentado en el desierto?

—Claro —respondió Manuel— con firmeza y seguridad.

—Quiso seducirlo ofreciéndole el mundo y haciéndolo rey y poderoso —siguió Pedro. Pero, Jesús se resistió. Recuerda que no estaba solo, le asistía el Espíritu Santo.

—Y nosotros —interrumpió Manuel— también tenemos al Espíritu Santo y la Gracia del mismo Jesús Resucitado en su Cuerpo y Sangre Eucarística. De ahí la gran importancia y necesidad de alimentarnos Eucarísticamente con frecuencia y con confianza. Es el Señor Resucitado que nos da su Gracia para resistirnos a esos peligro del alma: mundo, demonio y carne.

 

Se dieron la mano, sus semblantes reflejaban paz, serenidad y confianza. Manuel y Pedro transmitían deseos, confianza y una fe en la Eucaristía que les daba fuerza para navegar por ese entramado mundo lleno de peligros, trampas y seducciones. Se sabían débiles, pero fortalecidos en la Eucaristía y confiados que, con el Espíritu Santo, igual que el Señor, vencerían al mundo, demonio y carne. Complacidos y alegres, emprendieron cada cual su camino.

sábado, 18 de junio de 2022

NO PODEMOS SERVIR A DOS SEÑORES AL MISMO TIEMPO

 
«Estás en este lugar o en el otro, pero no en el mismo a la vez. Es misión imposible. En consecuencia, hacer el mismo servicio será imposible, pues, tendrás que engañar a uno para servir al otro, o viceversa», pensaba Manuel.

Levantando la voz dijo: —Nos empeñamos en querer estar en dos lugares a la vez, sirviendo y sirviéndonos, y eso es imposible.

—¿A qué te refieres ­—dijo Pedro— frunciendo el ceño.

—A que los que tienen su contento en este mundo, tendrán que dar estrecha cuenta de ello, porque esta vida no es para gozar sino de expiación.

—Pues, muchos van equivocados —respondió Pedro.

—Esa es la diferencia y lo que nos dice hoy el Evangelio —puntualizó Manuel leyendo: (Mt 6,24-34): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No andéis preocupados por…—. Si buscas tu bienestar, tus propias satisfacciones estás danto tu tiempo a ti mismo y negándoselo a los que lo necesiten y, precisamente de eso tendremos que dar estrecha cuenta —concluyó Manuel.

—Es un duro camino que pocos estarán decididos a recorrer —dijo Pedro— sorprendido por la firmeza con la que Manuel le había respondido.

—Así es, Pedro —intervino Manuel—. Es evidente que hay que descansar, tener un respiro y reponer fuerzas. Pero, lo que has recibido tienes que emplearlo en ayudar a otros, sobre todo, los necesitados. Y, por supuesto, quien más recibe más tendrá que dar.

—De donde se deduce —dijo Pedro— que quienes buscan disfrutar y pasarlo bien en este mundo, adoptando una actitud indiferente, poco solidaria y egoísta, tendrán que dar cuenta de ese comportamiento. ¿No es así —inquirió Pedro.

—Correcto —sintió Manuel—. La consigna está clara, amar. Amar como Dios nos ama y como el Hijo, nuestro Señor, nos lo ha mostrado entregando su Vida para nuestra salvación.

 

Hubo un silencio. Manuel y Pedro asintieron con sus miradas que el camino era ese. No hay otro. Jesús lo ha recorrido primero mostrándonos toda la Misericordia del Padre y, entregado a la Voluntad del Padre, primera prioridad de su Vida. Y así nos lo hizo saber a nosotros. No podemos anteponer nada ante el amor a nuestro Padre Dios y, en consecuencia, al prójimo, pobre y necesitado.  Es el resumen de toda la Ley y los Profetas: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. Desde ahora, como Jesús, el Hijo de Dios, nos ha enseñado, hasta el extremo de entregar la vida.

Tanto a Manuel como Pedro, les vino el  mismo pensamiento «las dificultades que implicarían vivir ese estilo que Jesús nos manda. Pero, también sabían que Jesús nunca nos deja solo y nos acompaña para que nunca perdamos la fortaleza ni nos vengamos abajo. El Espíritu Santo camina con nosotros.

viernes, 17 de junio de 2022

SOLO LO DADO, POR AMOR Y GRATUITO, VIAJA CONTIGO DESPUÉS DE LA MUERTE

Mt 6,19-23

Todo lo que hayas guardado en este mundo, se quedará en este mundo. De modo que, las riquezas, bienes, tesoros, éxitos, fama y cuanto más acumule pertenecen a este mundo y, una vez acabado su tiempo y su disfrute, se quedarán aquí. No podrás llevarlos contigo. Así que surgen dos pregunta: ¿Para qué acumularlos? ¿Y cuál vale acumular?

El Evangelio de hoy te lo explica claramente. Lo de aquí abajo, se quedará aquí abajo. Y no hay que pensarlo mucho, pues observamos que realmente así sucede. Solo lo que te vale para llevártelo contigo es lo que hayas dado con generosidad, gratuidad y por amor. Es eso lo que cuenta y, en consecuencia, lo que importa. Tu verdadero y único Tesoro, que cuenta para Dios, es el amor que hayas gastado en beneficio de los más necesitados.

—Me quedo perplejo —Pedro— al comprobar que el mundo mira para otro lado. Aquí abajo vale el poder, las riquezas, el éxito, la fama…etc. Y es lo que la gente busca. ¿Estamos ciegos? —me pregunto.

—Te lo preguntas tú, y también yo —dijo Pedro.

—Grande tiene que ser nuestra ceguera que no somos capaces de darnos cuenta de lo que hacemos.

—Pero, no solo eso —Manuel— sino que nuestra debilidad puede con nosotros y la oscuridad nos paraliza hasta el punto de quedar sometidos a los intereses mundanos. Solo la Gracia de Dios puede sacarnos de esta oscuridad y llevarnos a la luz.

—Efectivamente —replicó Manuel— lo que has guardado para ti se quedará aquí. Eso no te lo podrás llevar, pero lo que has dado a los demás durante tu vida sí lo llevarás contigo después de la muerte, y ese será, como dice el Papa Francisco, el mérito de Jesucristo en nosotros. —Porque, lo que tienen su contento aquí tendrán que rendir estrecha cuenta, pues, esta vida no es para gozar sino de expiación. Estamos pagando nuestros pecados que, por el mérito de nuestro Señor Jesucristo, alcanzan la Misericordia de nuestro Padre Dios.

jueves, 16 de junio de 2022

MISERICORDIA

Estamos cansados de reuniones. Toda la vida se han estado reuniendo los que mandan con el fin de encontrar soluciones a los males de este mundo, pero nada han conseguido. Y no se consigue nada porque no se busca la verdadera solución y con el arma adecuada. Solo existe una y, mientras esa una no se ponga en práctica nada se podrá solucionar. Seguirá existiendo violencia, venganza, explotaciones, odios y guerras. Y, en consecuencia, habrá pobreza, hambre, guerras y muertes.

La solución es diáfana y clara, y muy sencilla, pero difícil de lograr. Difícil porque con solo nuestras fuerzas no podremos lograrlo. Hablamos de Misericordia. Esa palabra mágica que da respuesta a todos nuestros sin sentidos y pecados. Por la Misericordia Infinita de Dios estamos salvados y en la Misericordia de Dios, este mundo tendrá paz, será fraterno y solidario. Y todos los problemas habrán terminado.

Así de sencillo, pero, así de difícil, porque sin el concurso del Espíritu Santo no se podrá conseguir. Por tanto, el primer paso es abrirnos al Espíritu Santo. Y, un mundo orientado en y por la Misericordia establecerá una fraternidad y justicia distributiva y justa. Misericordia significa comprender las debilidades, los egoísmos, los fracasos y pecados que, perdonados misericordiosamente, urge orientarse a la reconciliación, a la equidad y justicia. Un reparto justo que nace del vivir misericordiosamente.

miércoles, 15 de junio de 2022

EL ÉXITO DEL MUNDO CIEGA EL CORAZÓN

—Si delante de otros exhibes tus cualidades y tus talentos con la intención de ser visto y que te admiren y aplaudan, tienes ya tu recompensa. ¿Acaso buscas más.

—Siguiendo tu exposición, Manuel, quien busca el éxito y fama en este mundo con la intención de ser enaltecido, se pierde. ¿No es eso lo que has dicho?

—En efecto, eso he querido decir —respondió Manuel—. Y tú lo has resumido muy bien. Quien, ya lo dijo Jesús -Mt 16, 25- busque su vida en este mundo tratando de ganarla y llenándola de riquezas, fama y éxitos, la perderá.

—Y quien la dé gratuitamente por hacer el bien a los más necesitados en nombre del Señor, la salvará —apuntó Pedro.

—De forma —siguió Manuel— que quien gane su vida aquí, buscando sus intereses, satisfacer sus apetencias, pasiones y buscando su propia vida y felicidad, se encontrará que, al final, todo será vano y la perderá eternamente.

—Y esa es la experiencia que tengo yo —dijo Pedro—. Nada en este mundo te da esa felicidad que buscas. Una felicidad que te llene de paz, de gozo y del saber que haces lo correcto, lo que es bueno y sirve para que otros vivan también mejor.

—Correcto —dijo Manuel— toda exaltación, todo lucimiento, todo lo realizado con la intención de ser visto trae segundas intenciones. Estás, por tu propio egoísmo, buscando ser alabado y admirado y desplazando al Señor, a quien solamente debes alabar y adorar poniéndolo siempre en el primer plano de tu vida.

—Porque todo nos viene de Él —comentó Pedro.

 

Tu público es Dios, y todo tus actos deben estar dirigidos a Él según su Voluntad. No busques exaltaciones ni éxitos aprovechando tus buenas obras y oraciones, busca solo amar como nos ama nuestro Padre Dios. Ese es el mensaje que nos ha dejado Jesús, el Hijo de Dios, y no solo el mensaje, sino su testimonio de Vida y Obras: Mt 6,1-6.16-18): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para...