jueves, 6 de febrero de 2014

DISPUESTOS A DAR TESTIMONIO

(Mc 6,7-13)


Dar testimonio significa vivir lo que crees y lo que hablas. Dar testimonio significa que tus actos de vida vayan de acuerdos con tus palabras y estos, tantos tus acciones como tus palabras de acuerdo con la Palabra de Dios. Esa es la misión que Jesús nos encomienda, derramar el amor que Él ha sembrado en nuestros corazones al mundo, para que el mundo crea en Él.

No hay otro camino para el creyente, pues está claramente señalado por Jesús. Y también está sembrado en nuestros corazónes, pues todos sentimos la necesidad de proclamar la bondad, la justicia, los derechos e igualdad entre los hombres. Por lo tanto, cuando vivimos ese amor injertados en el Señor, no podemos guardarlo para nosotros solamente sino que sentimos la necesidad de contagiarlo y darlo a conocer.

Y es evidente que al mundo sólo le falta amor, pues con el Amor que Jesús proclama y nos testimonia con su Muerte y Resurrección el mundo sería un lugar lleno de paz, de concordia, de justicia y de igualdad entre todos los hombres. Sería el Reino que Dios ha pensado para los hombres, sus hijos.

Tratemos, llenos de su Gracia, vivir su Palabra con el ejemplo y testimonio de nuestra vida.

miércoles, 5 de febrero de 2014

¿TE CONOCEN A TI?



Seguro que la respuesta a esta pregunta: ¿Eres conocido?, tiene una respuesta satisfactoria, pues todos vivimos en una familia, un trabajo, un pueblo o ciudad y unas relaciones sociales. Y ahí seremos conocido por la función que desempeñamos y por nuestro compartir diario.

Jesús, cuando compartía en la sinagoga todos los sábados era también conocido: Por su trabajo, por su familia, por sus amigos... y se admiraban de las cosas que decía y hacía. También nosotros, si vivimos en Él, podemos admirar por nuestro trabajo bien hecho, por nuestra admistad, por nuestras bien intencionadas actitudes, por nuestro compartir la fe y esfuerzos de amar.

Y también podemos sorprendernos por tanto rechazo y tan poca fe de nuestros propios familiares, amigos del trabajo y de nuestros ambientes sociales. Bien es verdad que nuestras debilidades e imperfecciones nos alejan muchas veces de ser ejemplo o buen testimonio para otros, pero eso, en lugar de servir para alejarnos debe ser motivo de lucha y esfuerzo por acercarnos más al Señor, porque con Él podemos corregirnos y perfeccionarnos cada día.

Pidamos al Señor sabiduría y voluntad para ser cad día más luz y testimonio de su Palabra entre nuestros familiares, trabajo y amigos.

martes, 4 de febrero de 2014

DESPERTAR DEL SUEÑO

(Mc 5,21-43)


Jesús manifiesta su poder y su divinidad. Devuelve a la vida a una joven muerta, y cura de una enfermedad, padecida toda una vida, a una mujer desesperanzada y sufrida. Pero lo importante no serán esos milagros sino el darnos cuenta de que Jesús es el Señor de la vida y la muerte y que en Él está nuestra esperanza y nuestra salvación. Eso significa confiar y tener fe en Él.

Pero no la salvación de ahora, una curación y un despertar de la muerte, sino la salvación eterna. También tengo esa experiencia. Fui despertado de una muerte súbita y en un momento que posiblemente no estaba preparado para morir y presentarme ante Él. Los médicos dicen que de cien mil escapa uno, pero yo digo y creo que fue la Mano del Señor que me salvó de una muerte inesperada y repentina. Daba un paseo matutino en uno de los días que mejor me sentía.

Pero hoy, agradecido y postrado en alabanza ante Ti, Señor, te pido que me asistas en la muerte que preceda a mi encuentro contigo. Esa es el momento verdaderamente importante, y que sé que tiene que llegar. Sin embargo, Señor, estoy aquí, ahora, en tu presencia porque Tú así lo has querido, igual que hiciste en aquel día con la hija de Jairo y la mujer enferma de flujo de sangre.

Infunde en mí, Señor, la sabiduría de acudir a Ti con mis humildes manos cargadas de amor.

lunes, 3 de febrero de 2014

INTERESES Y BIENESTAR

(Mc 5,1-20)


Lo que prima en nuestra sociedad son los intereses materiales. Un programa político, lo primero que mira es la economía, el empleo, los sueldos y pensiones; la sanidad, la educación pensando más en lo profesional que los valores y poco se deja para el espíritu. Es lo que ven nuestros ojos primero y a lo que damos la mayor importancia.

Sin embargo, esas cosas materiales son caducas y desaparecerán tarde o temprano, más las espirituales permanecerán siempre, pero no las cuidamos ni les prestamos gran importancia. Y siempre ha sido así. A aquella gente le importó más los cerdos que la salud del endemoniado o de otros enfermos. Pero, es que hoy sigue siendo igual o peor.

No interesan los niños concebidos en el seno de sus madres, antes los intereses económicos. No interesa el hambre y la esclavitud de muchos niños y mayores que padecen carencias de todo tipo, antes están nuestros intereses y bienestar. Sigue ocurriendo lo mismo que en el tiempo de Jesús. Él puso al hombre antes que el sábado y las leyes, y nosotros lo hacemos al revés, primero las leyes, los intereses y después el hombre.

Para el hombre su egoísmo es siempre lo primero. Busca satisfacerse pero siempre queda insatisfecho e infeliz, y cada vez más vacío y desesperado. Su ceguera es tal que no ve que dentro lleva el secreto de su felicidad y eternidad: un corazón lleno de amor, pero es tanta la basura que le ha echado encima que no lo puede ver.

domingo, 2 de febrero de 2014

SIMEÓN SUPO VERLO


(Lc 2,22-40)

Quizás nosotros tenemos también una señal o aviso de que podemos encontrarnos con el Señor. Posiblemente mucho más fácil que Simeón, porque tenemos la Palabra de Jesús y el testimonio de los Apóstoles. Simeón se dejó guiar por el Espíritu Santo y obedeció su impulso, e iluminado descubrió al Señor Jesús en la presencia del aquel Niño, que con sus padres cumplían la ley establecida.

La pregunta, al menos a mí, que me interpela la Palabra de hoy es: "Me preparo y estoy atento a descubrir el Impulso del Espíritu en mi corazón? ¿Estoy disponible a abandonarme y obedecerle, como Simeón, con mi vida a su servicio?

Señor, dame la Gracia de escuchar tu llamada y de poner mi vida a tus pies para que sea tu Espíritu quien la dirija según tu Voluntad.

sábado, 1 de febrero de 2014

¿POR QUÉ TENGO MIEDO?

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(Mc 4,35-41)


Confieso que tengo fe, pero la vida me descubre que mi fe no es mucha ni tan firme, porque el miedo me supera y me aterroriza. Seguro que si estoy entre aquellos de la barca hubiese dudado del Señor y hasta, quizás, lo hubiese criticado. 

Todavía hoy, después de bastantes años siguiéndole, dudo de su intervención, y hasta de su presencia. Experimento mi pobreza, mis inseguridades, mis miedos, mis dudas, mi pequeñez... Y descubro la necesidad de gratitud, de estarte infinitamente agradecido por descubrirme mi propio yo.

Gracias, Señor, por descubrir mis pecados, mis miserias, mis infidelidades, mis egoísmos, mis apegos, apetencias y comodidades. Gracias por tu Misericordia, por tu perdón, por tu presencia, por tu Luz y por tu Fortaleza, y por tu compañía. Gracias, Señor, por sostenerme, por mantenerme en tu perseverancia, por disipar mis dudas e impulsarme a caminar.

Continua, Señor, aplacando mis tempestades, mis tormentas, mis dudas, mis miedos, mis inseguridades y acrecienta mi fe.

viernes, 31 de enero de 2014

EL REINO DE DIOS

(Mc 4,26-34)
 
El Reino de Dios ha sido sembrado en nuestros corazones. Está impreso en nosotros y sin darnos cuenta crece en nuestro interior. Lo notamos en todas las cosas buenas que hay en el mundo. A veces, a pesar de darle la espalda a Dios, percibimos como en el mundo hay cierto equilibrio que impide el caos absoluto. Nos sorprendemos de, a pesar del pecado, que el mundo abogue por los derechos y la solidaridad. Y se ven muchas campañas solidarias y fraternas.

La semilla crece sin contar para nada con nosotros. Así en el campo la semilla crece noche y día a pesar que nosotros descansemos. Ella seguirá su camino hasta dar frutos. También el Reino de Dios será pequeño en su comienzo, pero se hará grande porque el hombre lo lleva dentro y no se resiste a compartirlo y darlo a conocer.
 
Es verdad que hay una lucha contra el pecado, pero cuando el hombre abre su corazón a la acción del Espíritu Santo, todo se vuelve bueno para el hombre y para su salvación. Y esa semilla la tienen todos los hombres plantadas en sus corazones, y buscan sembrarlas en el mundo con la justicia, la concordia, la solidaridad...sólo que muchos la ahogan y la destruyen por el pecado al apartarse del Señor.

Seamos buena tierra y dejemos que la obra de Dios, sembrada en nuestros corazones dé los frutos esperados.