martes, 11 de agosto de 2020

AGACHARSE O HACERSE PEQUEÑO

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Mt 18,1-5.10.12-14
En muchos momentos, Jesús nos invita a ser humildes, a agacharnos ante la apetencia soberbia de nuestras propias ambiciones y pasiones. No podemos seguir a Jesús si no nos vaciamos de nosotros mismos y nos despojamos de todo aquello proyectos e ideas que postergan a Jesús dejándolo en un segundo plano. Para seguir a Jesús hay que despojarse de todo aquello que huele a suficiencia, a poder, a riqueza y a creerte mejor que el otro.

En una palabra, seguir a Jesús te exige ser como niño. Es decir, empequeñecerte, abajarte, humillarte y tener un corazón limpio, inocente, confiado y apoyado en nuestro Señor. Ser como niño implica y significa eso, tener un corazón ingenuo y bien intencionado. Ser importante para Jesús no significa tener éxito y poder en este mundo, sino aquel que se abaja, que se hace pequeño entre los pequeños y, sobre todo, humilde. Es estar en la disponibilidad de servir y de ser el último.

Ser importante es ceñirte a la cintura y agacharte a lavar los pies a los demás. Y eso no son palabras, sino el testimonio que nos dejó Jesús en su vida terrenal y, concretamente, ene el signo del lavatorio de los pies a sus apóstoles en la última cena. No sólo nos dejó su Palabra, sino que también la alumbró con su Vida, entregándola hasta la muerte en la Cruz. El fue Camino, Verdad y Vida.

lunes, 10 de agosto de 2020

RENUNCIAR, OLVIDARTE O MORIR A TI MISMO

Pin en La palabra de dios
Por estos tres caminos llegas al encuentro con Dios: Renunciar, olvidarte y morir a ti mismo. Porque, cuando renuncias a ti estás poniendo, antes, a los demás, pues, ¿qué significa renunciar? La renuncia contiene una privación y eso siempre lleva consigo privarte, valga la redundancia, de algo bueno, pues de lo malo ya de por sí tratas de renuncias instintivamente. Y en el acto de renunciar estás olvidándote de ti y priorizando el bien de los demás. 

Porque, en sentido contrario, cuando tratas, escondiendo en la falsa renuncia u olvido, de engañar y buscar tu interés, no estás renunciando sino falseando esa aparente y falsa renuncia. Por tanto, la verdadera renuncia sale a flote tarde o temprano. Y no olvides que, hagas lo que hagas en verdad o mentira, Dios te está viendo.

Y esa renuncia y olvido de ti mismo te llevan a la muerte de este mundo. Una muerte, que no siendo física es muerte al egoísmo. A un egoísmo humano que trata de evitar que tu siembra sea fructífera y que se mire más a sí misma que preocuparse por los demás. Por eso, lo verdaderamente importante es no mirar para tus adentro ni para ti mismo. Tu referencia y la mía tienen que ser Xto. Jesús. Él es el Camino, la Verdad y la Vida y para eso fue enviado, para guiarnos y darnos testimonio de la Verdad.

Él entrega su Vida y muere por ti y por mí. Él se olvida de sí mismo y se entrega por todos, amigos y enemigos. Su Vida se puede resumir en una renuncia, olvido y entrega de muerte para nuestra salvación. Su tarjeta de visita es el amor y la misericordia, que nos ofrece como regalo de salvación de parte de su Padre. Por lo tanto, sigamos el camino señalado por Jesús teniéndolo a Él como referencia y poniendo la mirada fija en Él.

domingo, 9 de agosto de 2020

LA FE, UN DON DE DIOS

Está claro que la fe, nuestra fe, estará siempre caminando en el filo de la navaja. Siempre expuesta a cortarse y a derrumbarse; siempre dispuesta a desaparecer y a morir hundida en las seducciones, falsas promesas y placeres del mundo. No hay otro camino, es ese el que nos ha sido dado y el que tenemos, queramos o no, que recorrer.

Ahora, no estamos abandonados a nuestra suerte o capacidades. Tenemos dones o talentos, que nos han sido regalados para poder defendernos y, sobre todo, al auxilio del Espíritu Santo, que, al ser bautizados, lo hemos recibido para, con Él, vencer inapelablemente a los poderes seductores e infernales del mundo, demonio y carne. Y esa debe ser nuestra fe. En ella debemos apoyarnos y descansar todas nuestras esperanzas. Xto. Jesús y yo, mayoría aplastante.

Conocer que nuestra fe pasará por momentos difíciles, por momentos de dudas y zozobras tempestuosas que la introducirán en un mar de oscuridades y vacilaciones, es saber que nuestra fe necesita ser probada. Y ese recorrido de dificultades y zozobras son las pruebas a las que está sometida y las que darán testimonio y certeza de que tu fe se sostiene firme. Pero, una firmeza apoyada en la Roca firme que es el Señor Jesús, sostén y baluarte de nuestra fe, alimentada y fundamentada en su Palabra y su Resurrección.

Nos experimentamos fuertes, seguros y firmes en muchos momentos de nuestra vida. Pero, no es así. Somos tremendamente frágiles, débiles y, a la menor zozobra, nuestra barca se tambalea y nuestra fe se desvanece. ¿Acaso tú no lo has experimentado? Esa experiencia nos demuestra nuestra gran debilidad y pequeñez. Necesitamos, pues, estar a su lado; rogarle que nos ase su mano y nos salve del hundimiento de nuestra fe y de sumergirnos en el lodo de este mundo. Confiamos en Ti, Señor.

sábado, 8 de agosto de 2020

DESCOMPROMETIDO Y ACOMODADO

MATEO 17, 14-20 | Mateo 17, Nombres de dios, Palabra de vida
Si tuviera que hacer una lista de mis gustos y deseos, saldrían muchas cosas que, en principio me apetecen, pero, luego no llenan mi alma de gozo y felicidad. Son instantes que, al igual que aparecen, desaparecen fugazmente. Por la Gracia de Dios, sé distinguir, de momento, lo bueno de lo no bueno e incluso lo malo. Sé apreciar y gustar lo que satisface y da gozo con sabor a eternidad de lo que es fugaz y huele a podredumbre e infelicidad.

Tener fe, aunque la medida de la misma sea poca, es escuchar la Palabra que nos dirige Jesús y, rumiada en mi corazón, llevarla a la vida para vivirla. Es decir, ponerla en práctica. Por tanto, se trata de dar la vuelta a esa posible lista de gustos y deseos y emprender el camino contrario siguiendo y realizando la Voluntad de Dios.

Tener fe es caminar en la actitud de perder mi aparente vida para ganar la real, la verdadera, que empieza cuando ésta se halla perdido aparentemente. Porque, la realidad es que la hemos ganado. Ganar, pues, la vida es hacer lo contrario a nuestros deseos y apetencias egoístas, porque, se trata de vivir, a pesar de los pesares, según la Voluntad de Dios y no según la mía. Y cuando estás abierto a eso y me esfuerzo en ponerlo en práctica, estoy descubriendo que tengo fe.

Por tanto, mi reflexión trata de descubrirme como pecador y amigo de mis gustos y apetencias, que no son precisamente las de mi Padre Dios. Y eso me lo dice Jesús, su Hijo predilecto, enviado a este mundo para guiarnos y no dejar que nos quedemos en nosotros mismos sino, comprometidos podamos romper esa descomprometida y acomodada  apetencia a hacer lo que nos gusta y ganar esta vida arriesgando perder la otra, la única verdadera y Eterna.

viernes, 7 de agosto de 2020

UN SEGUIMIENTO QUE COMPLICA TU VIDA

MATEO 16, 24-28 | Versículos bíblicos, Decir no, Palabras
Siempre nos asusta emprender el camino que nos señala Jesús, porque es un camino difícil, complicado y lleno de obstáculos y problemas que te complican la vida. Y es que seguir a Jesús es aceptar un camino de cruz y, por supuesto, a nadie, menos sabiéndolo, nos apetece caminar tras la cruz de padeció Jesús.

Por nuestra propia naturaleza huimos de los sufrimientos y de todo aquello que nos lleva a la privación y al martirio. Entendemos la felicidad, que todos perseguimos, como un estado placentero y sin problemas que nos comprometa y nos exija discernimiento. Es decir, un camino fácil y alejado de toda cruz. En ese sentido, seguir a Jesús nos crea siempre problemas. 

Posiblemente, la Transfiguración, y de hecho habrá muchas transfiguraciones minúsculas y personales en nuestras propias vidas, es un aldabonazo para despertarnos, animarnos y alumbrarnos la meta a la que estamos llamados y seguimos tras el seguimiento, valga la redundancia, a Jesús. Es la meta final donde se colman todas nuestras máximas aspiraciones y a la que aspiramos personalmente y comunitariamente con los que peregrinan hacia esa meta final.

Es, precisamente ahí, donde se esconde esa promesa de, "perdiendo esta vida ganamos la auténtica" - Mt 10, 37-42 - para, de esa forma, perdiendo ésta, ganar la auténtica y verdadera, la plena de gozo y felicidad que salta hasta la Vida Eterna. Cuidemos, pues, esos momentos de desfallecimiento y desánimo con verdadera paciencia, fidelidad y fortaleza, para apoyados en la esperanza caminar confiados en que nuestro Padre Dios camina con nosotros y nos espera con los brazos abiertos.

jueves, 6 de agosto de 2020

TABOR

Padre Luis Zazano - Evangelio del Día Mateo 17, 1-9 - YouTube en ...
Hay muchos momentos de nuestra vida que nos sentimos pletóricos, optimistas y esperanzados. Experimentamos, con gozosa alegría una esperanza de paz y felicidad que llena plenamente todos esos momentos de nuestra vida. Es como si experimentáramos un Tabor dentro de nuestro corazón que nos llena de fortaleza y esperanza para comenzar de nuevo el camino.

Sin embargo, como si de una nube se tratara, también en instantes desaparece y se presenta de nuevo la realidad. La vida vuelve y se hace presente en su normalidad de cada día. Despertamos con los mismos problemas, las mismas luchas y las mismas tentaciones. Experimentamos que hemos bajado de nuevo la montaña y el camino nos desafía de nuevo.

Cada día es parte de ese tabor y de esa cruz con la que tengo que cargar. Ese tabor en el que tengo que poner todas mis esperanzas y esa cruz - mi cruz - con la que tengo que cargar sobre mis espaldas. El tabor - mi tabor - representa la esperanza que me da firmeza, sostén y fortaleza para seguir hacia delante, para confiar y creer en la Palabra del Señor, y, para, sobre todo, no perder de vista la meta y el final del camino de mi cruz.

Es muy importante tener delante de mis ojos y en el centro de mi corazón la experiencia y esperanza de mis tabores donde Jesús, el Señor, me ha tocado o lo he sentido cerca de mí y se me ha manifestado como un sentimiento de esperanza o una luz que me alumbra el camino a seguir. No perdamos esa visión que fortalece mi camino y anima mi vida a seguir hacia delante.

miércoles, 5 de agosto de 2020

INSISTENCIA - PERSEVERANCIA = RESPUESTA

Pin en LECTURAS & SALMOS
Mt 15,21-28
Jesús nos lo sugirió en otro momento: Pedid y se os dará... Mt 7, 7-12. Y en el Evangelio de hoy nos da una prueba de su admiración a aquellos que insisten y perseveran en la confianza de que Él responderá a la suplica confiada en su Poder y Palabra. Al final eso descubre la medida de nuestra fe.

Porque, una fe verdadera se descubre cuando persevera en la insistencia, confiando y esperando ser correspondida. Supongo y pienso que Jesús, el Señor, nos pone a prueba cuando permite, con su silencio, descubrir la verdad y autenticidad de nuestra fe. Porque, cuando es verdadera no desfallece, y, además, persevera en la insistencia de ser escuchada y atendida. La insistencia materializa esa esperanza que, valga la redundancia, espera la respuesta. Eso es precisamente la fe. 

Podemos ahora, humildemente y esperanzados, preguntarnos, ¿es nuestra fe así? ¿Está apoyada en esa generosa caridad y misericordia de la que habla y manifiesta con sus obras Jesús? Porque, de no ser así desfallecería y se quedaría en el camino sometida a los poderes maliciosos del mundo, demonio y carne. 

Jesús es el Señor, nos ama y quiere salvarnos de la esclavitud del pecado. Pero, al crearnos libre nos pide nuestra disponibilidad y confianza. Una confianza apoyada en la fe que nos fortalece y nos refuerza el fiarnos de su Palabra, a pesar de nuestras debilidades, dudas y noches oscuras. Una fe que se hace visible en la persistencia, como la de aquella mujer cananea, a la que Jesús admira por su insistencia y su esperanza. Porque la verdadera fe está inmersa y revestida de gran humildad, perseverancia e insistencia.