miércoles, 17 de febrero de 2021

LO AUTÉNTICO Y VERDADERO NO NECESITA EXHIBIRSE

Con frecuencia vemos que muchos exhiben sus bondades y generosidad con la intención de ser aplaudidos y admirados. Nadie quiere callarse sus buenas obras y trata de ponerlas a la luz con bombo y platillo. Sin embargo, en el caso contrario, es decir, cuando hacemos algo que nuestra propia conciencia nos tacha de malo y de que no está bien, inmediatamente lo escondemos. Es decir, buscamos sacar y exhibir lo bueno y esconder lo malo.

Y eso no parece correcto. Uno debe y tiene que mostrar lo que realmente es y como es. Ayer decíamos que tus frutos - tus cosas buenas o malas - dictarán sentencia sobre tu persona. Clamarán al viento tu forma de ser y no esconderán nada de lo que realmente tú seas. A pesar, como descubre hoy el Evangelio de - Mt 6,1-6.16-18 - de que te guste aparentar mostrando lo que no eres delante de los demás. 

Jesús nos lo dice hoy claramente:
«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.»

¿Tiene eso sentido? Todo el del mundo, pues, si exhibes tus buenos actos, ya obtienes tu premio por los aplausos y admiración que obtienes. Has sido pagado. Es lógico que guardes tu secreto para que tu Padre - que ve en lo secreto - te premie por tu humildad llegado el momento. Y lo mismo ocurre con la oración. También nos lo descubre nuestro Padre Dios hoy en el Evangelio: 

 Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará».

martes, 16 de febrero de 2021

LAS BUENAS OBRAS DESCUBREN LA VERDAD

Mc 8, 14-21


Tu fe queda descubierta con tus obras. Puedes esconderla tras las apariencias, pero, tarde o temprano la verdad emerge y todo queda a la luz. Así sucede con esa levadura de los fariseos y Herodes de la que habla hoy el Evangelio. Serán tus obras las que hablarán de tu fe y de su medida, porque, de nada vale vivir y esconderse en la apariencia y en la mala intención.

Los primeros engañados somos nosotros mismos si vivimos con una intención más de apariencia que de realidad. Solo la verdad será buena levadura que fermentará la masa y dará buenos frutos. Por eso, el Señor nos recuerda la actitud de vivir en la verdad para que nuestros frutos sean también frutos nacidos de la verdad. Porque, solo la verdad nos hará libres.

Y, más todavía, solo la verdad puede dar frutos buenos, frutos que dan vida y que establecen la justicia y la paz. Por eso, Jesús nos advierte: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes». Porque, una levadura contaminada de mentiras y malas intenciones fermentará la masa de mentiras y malas intenciones. Por todo ello, debemos cuidar nuestras amistades y ambientes que pueden estar contaminados de levaduras peligrosas y envenenadas.

Miremos con que levadura fermentamos  nosotros nuestras familias, nuestros ambientes y lugares de trabajo, de ocio y los frutos que, como consecuencia de nuestro obrar y actuar dejamos en ellos.

lunes, 15 de febrero de 2021

PIDEN UN SIGNO

Mc 8,11-13

 

Es muy frecuente y casi general que pidamos pruebas o signos para creer en algo. Muchos, porque la razón y el raciocinio no dejan lugar a duda, creen en un Creador del mundo - lo visible e invisible - pero, ahí se para su razonamiento y su deseo de búsqueda. Posiblemente, les interesa permanecer en sus ideas, proyectos, egoísmos e intereses. 

Y eso no es nada nuevo. En tiempos de Jesús ya sucedía y vemos en el pasaje Evangélico de hoy como San Marcos, 8, 11-13 nos cuenta que Jesús discutía con los fariseos que le pedían una señal del cielo. Y hoy, podemos decir, continúa la polémica y la discusión. Muchos piden una señal, una palabra o una indicación que les aclare lo que, posiblemente, ellos quieran que les aclare.

Porque, ocurre que, sin darnos cuenta, y otras dándonos, podemos estar buscando lo que nos gustaría que fuera. Recordemos a este respecto que, si rezas el Padrenuestro a diario, decimos "hágase tu Voluntad - no la nuestra - aquí en la tierra como en el cielo. Se trata, pues, de su Voluntad y no la nuestra. Por tanto, busquemos la Voluntad de Dios que nos viene a través de la Palabra que nos trae Jesús, Dios encarnado, y pongamos nuestro granito de fe para que el Señor, que quiere nuestra salvación, nos aumente nuestra fe.

La cuestión es que buscamos - nos lo dijo el Señor, busquen y encontrarán (Mt 7, 7-12) - y si buscamos se supone que tenemos que discernir, indagar, preguntar y auxiliarnos, sobre todo en el Espíritu Santo, que ha venido a acompañarnos a encontrar ese camino que nos lleva al Señor.

domingo, 14 de febrero de 2021

PONIÉNDOSE EN EL LUGAR DEL ENFERMO - LEPROSO -

Mc 1,40-45

La ley del aquel tiempo decía que el leproso debe mantenerse fuera del pueblo y de toda relación con los demás. Es considerado impuro y tiene que proclamarlo para evitar contagiar a los sanos. Son tiempos donde no hay otras soluciones y como tal se procedía. Sin embargo, en esta ocasión, tanto el leproso como Jesús se saltan esa ley y el uno y el mismo Jesús se tocan. El resultado es que el leproso queda limpio.

Aquel enfermo de lepra creía que Jesús - si quería - podía limpiarlo. Y, decidido, se acerca a Jesús. Contraviene la ley, pero su deseo de ser curado le impulsa a acercarse. Y Jesús, viendo su fe y, por tanto, su atrevimiento que prueba su fe, le concede su deseo: «Quiero; queda limpio».

Desde ese momento, Jesús queda fuera y no puede entrar en el pueblo. Todos le buscan y quieren acercarse a Él para ser sanados de sus dolencias y enfermedades. El leproso sanado no pudo callarse y pregonó por todo el pueblo lo que Jesús había hecho con él. Es paradójico, ahora es Jesús quien tiene que alejarse de la gente y el leproso - ya curado -  está dentro del pueblo.

Queremos significar simbólicamente que Jesús se pone en nuestro lugar, toma nuestros sufrimientos, enfermedades y dolores para aliviar nuestra carga y nuestro camino. Su objetivo y misión le lleva al compromiso de entregar su Vida en la Cruz para salvarnos definitivamente de la muerte del pecado y darnos la Vida Eterna. Es ese testimonio de vida el que debemos nosotros tomar y, a pesar de nuestras limitaciones, debilidades y pecados esforzarnos en parecernos a Él entregando nuestra vida por los demás

sábado, 13 de febrero de 2021

COMPASIÓN, DOLOR Y COMPARTIR

Mc 8,1-10

El criterio subyace escondido en lo más profundo de nuestro corazón. ¿Es esa nuestra semejanza con nuestro Creador? Posiblemente, porque, cuando vemos sufrimiento y dolor experimentamos compasión y deseos de compartir. El Espíritu de Dios - Espíritu Santo - nos conmueve, nos asiste y nos impulsa a compartir ese dolor y a aliviarlo en la medida de nuestras posibilidades. De ahí la necesidad y la promesa del Espíritu Santo, porque lo necesitamos en cada instante de nuestro vivir diario y de nuestro continúo crecimiento y maduración de fe.

Porque, la fe es un proceso que necesita de nuestra colaboración y esfuerzo, pero, sobre todo, de la asistencia y auxilio del Espíritu Santo. Porque, cada día nos sumergimos en diferentes opciones de misericordia y comprensión que necesitamos entender para decidir. Y es la acción del Espíritu Santo la que nos sugiere el camino y decisión a tomar. 

Hoy, el Evangelio,  nos presenta un episodio donde Jesús, al ver al gentío siente compasión y se duele de verlos sin comida en un descampado. Entonces, esa preocupación le lleva a buscar soluciones para darles de comer. Y, a ese respecto, la Iglesia se duele y compadece de todos aquellos indigentes, sin techo y necesitados que pululan por las calles y necesitan ayuda. La labor de Cáritas es reconocida por todos y en ella está implicada toda la Iglesia desde las colectas parroquiales, el voluntariado seglar y asociaciones que trabajan para mejorar la vida de todos aquellos necesitados.

La labor de la Iglesia en las misiones por todas partes del planeta es enorme. La Iglesia, siguiendo el estilo de Jesús, su fundador, continúa su labor tratando de dar de comer, de auxiliar y dar las necesidades primarias para mejorar la vida de toda las personas. A través de "Ayuda a la Iglesia necesitada" se canaliza muchos programas que van dirigidos a eso, a compartir con aquellos que sufren dolor y ofrecerle alivio y mejoría.

viernes, 12 de febrero de 2021

ABRE TU CORAZÓN

Mc 7,31-37

 

Hay mucha gente ensimismada que viven encerrados en unas ideas muy literales que no les permite abrirse a la Verdad y ver las cosas de una manera más misericordiosa y abiertas al bien, al perdón y al amor. Jesús lo vivió en su propio pueblo con aquellos que cargaban las espaldas de los hombres con preceptos y preceptos que incluso, los sábados, no podían moverse. El amor está fuera de todo aquello que tiende a encorsetarnos y a limitar nuestras aspiraciones y actitudes buenas.

Abrirse significa estar en actitud de acoger a todos aquellos que te rodean, a los que están cerca y también a los lejos, porque esa es la Voluntad de Dios. Se hizo Hombre y habitó entre nosotros para ofrecernos a todos la Buena Noticia de salvación. Ese es el núcleo y mensaje de Jesús, abrirse a la Verdad y al Amor. Ese fue el estilo de Jesús y eso es lo verdaderamente importante.

Y ese fue el espíritu de la primera comunidad cristiana - Hch 2, 42-47 -

  • 1)“acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles”, de algún modo aquí se intuye la idea del discípulo como testigos del testimonio de los apóstoles;
  • 2) “a la comunión“: se refiere a la entrega de los bienes a la comunidad como expresión y refuerzo de la unión de corazones;
  • 3) “a la fracción del pan“: se refiere al rito eucarístico y el término expresa también la dimensión social de la eucaristía;
  • 4) “a las oraciones”: son las oraciones que hacían en común presididas por los apóstoles.

Y ese debe ser nuestro espíritu porque fue lo que hizo y enseñó Jesús. Precisamente en el Evangelio de hoy le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan imponga la mano sobre él. Él, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: «Effetá», que quiere decir: "¡Ábrete!". 

Abrirse a la Verdad, la Verdad que nos viene del Espíritu de Jesús y que nos ha sido transmitida a través de estos XXI siglos por la Iglesia que nace precisamente en estas primeras comunidades. Es verdad que en todas las comunidades hay problemas, disidencias y conflictos, pero, también es verdad que el Espíritu Santo ha bajado para seguir esa tarea eclesial asistiendo y auxiliando a la Iglesia. Y eso lo avala, a pesar de las equivocaciones, errores, separaciones y... la permanencia, la perseverancia y la autoridad de la Iglesia, que, con paso firme continúa la misión que le confío Jesús.

jueves, 11 de febrero de 2021

LA FE ES UN DON DE DIOS

Mc 7,24-30

La fe es un don de Dios, pero, tú tienes mucho que ver en que esa fe- regalo de Dios - entre en tu corazón. ¿Por qué?, porque eres libre - así te ha creado Dios - y esa libertad te exige fiarte de la Palabra de Dios o creer en la tuya rechazando la de Dios. 

Dios te ha dejado elegir y dependerá de ti fiarte de su Palabra o no. Luego, dependiendo de tu actitud la fe te será dada. ¿Crees en la compasión de Dios y en su Poder? Esa fue la conclusión de aquella mujer siriofenicia que siendo pagana se atrevió importunar a Jesús, saltándose todas las barreras que le negaban - no siendo judía - el derecho a pedir la curación de su hija. Su fe estaba a la vista.

Pero, observemos que Jesús no quería ser importunado. El Evangelio dice: En aquel tiempo, Jesús partiendo de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa quería que nadie lo supiese, pero no logró pasar inadvertido, sino que... Sucede que muchas veces nos cuesta llegar a Jesús, nos da la sensación que se esconde, que se ha ido y... Posiblemente, desfallecemos, nuestra fe se desvanece y tiramos la toalla. ¿Es esa la medida de nuestra fe?

Aquella mujer no le importó no ser judía. Recordemos que al principio se pensaba que la Palabra y salvación de Dios era primero para los judíos y luego para los paganos, a los que se les consideraba como perros. Jesús mismo estaba en ese pensamiento cuando recuerda que no está bien echar el pan de los hijos a los perros  Mt 15, 26 -. Sin embargo, su compasión es Infinita y admirado de la fe de aquella mujer, Jesús se compadece y le concede la curación de su hija.

La conversación es hermosa y nos puede a nosotros servir para avivar y sostener nuestra fe: Él le decía «Espera que primero se sacien los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». Pero ella le respondió: «Sí, Señor; que también los perritos comen bajo la mesa migajas de los niños». Él, entonces, le dijo: «Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija». Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y que el demonio se había ido.