Igual que le
sucedió a Zacarías también nos sucede a nosotros hoy. Dios sigue hablando
porque su Plan sigue vigente y caminando. Por tanto, Dios se muestra, habla y
dirige su plan de salvación. La diferencia está en que seas elegido por Dios
para una misión especial y que tú – el elegido – responda a esa llamada y
misión.
Entre muchos, Juan
el Bautista fue elegido para preparar el camino al Señor. Y sus padres,
Zacarías e Isabel, prima de María, la que iba a ser también elegida para ser la
Madre del Mesías, los elegidos para acoger a Juan. Sin embargo, Zacarías, como
muchos de nosotros, quizás por su vejez y la de su mujer Isabel, dudó de la
palabra del Ángel Gabriel y, no por eso Dios interrumpe su plan, sino que
dejando en el silencio, durante el tiempo de la gestación de Juan, a Zacarías
por sus dudas, su camino sigue adelante.
También nosotros,
podemos pensar, quizás somos obstáculos para que el plan de Dios en nosotros
tenga efectividad y se realice. También nosotros nos oponemos o rechazamos la
propuesta que el Señor nos hace porque la creemos imposible o porque no la
entendemos. Quizás no nos damos cuenta pero en el camino que hemos recorrido
hasta hoy, sea el que sea, Dios, tu Padre, está presente y te está hablando
para que no te tuerzas, para que allanes las dificultades que te salen al
camino e iguales valles y montañas.
Es decir, Dios
quiere que en tu vida tengas la posibilidad de superar los obstáculos, de
allanar el camino y de que todo se iguale en orden a la verdad y justicia. Dios
te pide y nos pide a todos que seamos capaces de limar las barreras,
obstáculos, montañas y valles que separan a los hombres e impiden que haya
verdad, solidaridad y fraternidad entre todos los hombres.
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