miércoles, 31 de octubre de 2012

LA VERDAD ESTRECHA NUESTRA VIDA...

 (Reflexión a Lc. 13, 22-30). Jesús va caminando hacia Jerusalén...


y nos exige una sola opción: "Recorrer nuestra propia vida contra la corriente de la mentira, las apariencias y el egoísmo de los criterios del mundo". Y ese recorrido lleva consigo mucha dificultad y decisiones que nos comprometen y nos desvalijan. 

Porque una de las condiciones, sino la única, que se necesita para recorrer ese camino es el desprendimiento. Desprendimiento de todas las cosas que, siendo necesarias, el mundo nos ofrece, pero que recibidas no debemos utilizar solo para nuestro bien sino compartirlas y administrarla para el bien de todos.

Sin ese desprendimiento no podremos amar. Amar al estilo que nos propuso Jesús e hizo Él. Porque solo desprovisto de toda atadura podremos estar en condiciones de libertad para darnos y ofrecernos por amor a los demás. 

Y esa puerta estrecha no admite que pasemos cargados de cosas y bienes. No pasaríamos por ella con tanta carga y tanto peso. Es muy estrecha y solo permite que pases tú liberado de todo lo demás que te ha sido dado para administrar y compartir.

Se hace difícil, pero no imposible. Tenemos la promesa de Aquel que lo hizo y que nos promete su incondicional ayuda por amor. Sólo necesita que queramos y nos dejemos amar. ¡Y seguro!, con Él lo lograremos.

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