jueves, 3 de marzo de 2016

LA MENTIRA SEPARA Y DIVIDE

(Lc 11,14-23)


No hace falta buscar mucho, ni mirar más allá para experimentar que son las mentiras las que separan y dividen. Los pueblos se separan porque oscurecen la verdad y la justicia y, al esconderlas, surgen mentiras que traen como consecuencia las diferencias y separaciones.

La respuesta de Jesús muestra la absurdidad del argumento de quienes le contradicen. De paso, esta respuesta es para nosotros una llamada a la unidad, a la fuerza que supone la unión. La desunión, en cambio, es un fermento maléfico y destructor. Precisamente, uno de los signos del mal es la división y el no entenderse entre unos y otros. Desgraciadamente, el mundo actual está marcado por este tipo de espíritu del mal que impide la comprensión y el reconocimiento de los unos hacia los otros (recogido del Comentario: Rev. D. Josep GASSÓ i Lécera (Ripollet, Barcelona, España).

No nos debe sorprender estas palabras, pues estamos viviendo en estos días una situación parecida en nuestro país. La Palabra del Señor es viva y actual, y de seguirla y tratar de llevarla a la vida, cuestiones como las que vivimos tendrían rápida solución.

En muchas ocasiones he dicho que el demonio hace de las suyas y que está en muchos que, abriéndoles su corazón, actúan como verdaderos representates suyos. Porque no se puede desear el mal, que divide y separa. Eso es malo para todos porque en ello lleva contenido ambición y codicia. Precisamente, el grave problema de nuestro país hoy, España, es la ambición del poder de los sillones y cargos, que se ponen por encima del bien común de todos los ciudadanos.

Pidamos al Señor la Gracia de saber discernir el bien del mal, y de ponernos en el lado del Señor, el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.