martes, 22 de diciembre de 2009

LA EUCARISTÍA MERECE RESPETO.


Debo confesar y me culpo ante DIOS de ello que muchas veces no le doy la importancia debida a las condiciones necesarias para tomar la Eucaristía. La Santa Madre Iglesia nos recuerda que, para recibir la Sagrada Eucaristía hace falta tres condiciones:
1) Estar en gracia de DIOS; 2) saber a Quién se va a recibir, acercándose a comulgar con gran devoción; 3) y guardar una hora de ayuno antes de comulgar.

Hoy quiero reflexionar sobre esta última condición, en la que, confieso, he tomado con ligereza en algunos momentos. El Catecismo de la Iglesia Católica señala en el número 1387 la tercer condición para comulgar dignamente: para prepararse convenientemente a recibir este sacramento, los fieles deben observar el ayuno prescrito por la Iglesia ( cf CIC can 919). También, por la actitud corporal (gestos, vestidos...) se manifiesta el respeto, la solemnidad, el gozo en ese momento en que CRISTO se hace nuestro huésped.

El Código de derecho Canónico contiene la ley de la Iglesia de rito Latino (hay otro Código para los de rito oriental). El canon al que remite el catecismo dice:

"CIC 919 # 1 Quien vaya a recibir la Santísima Eucaristía ha de abstenerse de tomar cualquier alimento y bebida al menos desde una hora antes de la Sagrada Comunión, a excepción de agua y de medicinas.

CIC 919 # 3 Las personas de edad avanzada o enfermas, y así mismo quienes las cuidan, pueden recibir la Santísima Eucaristía aunque hayan tomado algo en la hora inmediata anterior".

No es sólo un consejo, es mucho más. Es una disposición jurídica: "deben observar ayuno" y "ha de abstenerse de cualquier alimento" son expresiones de obligatoriedad que prescriben que no se debe comulgar sin cumplir esta condición.

Ocurre que, con el tiempo, cada uno nos inventamos nuestra propia ley, y la ajustamos a nuestros gustos y necesidades; a nuestras apetencias e intereses. Es la moda del relativismo en que cada uno tiene su verdad, su razón, y nada ni nadie pueden obligarte a nada que tú no lo veas así. Queremos innovar, sin diferenciar lo accidental de lo sustancial, y el sólo hecho de correr otros tiempos, etiquetamos lo antiguo como algo que perteneció a la época de nuestras abuelas, pero ahora corren otros tiempos.

El Código de Derecho Canónico del que hablamos no es el viejo de 1917, sino el sancionado de 1983. Y el Catecismo de la Iglesia publicado en 1992. Y que están ambos vigentes en la Iglesia. El último documento que habla del ayuno Eucarístico es el Instrumento Laboris del Sínodo sobre la Eucaristía (octubre 2005). Es decir, que la actualidad del precepto está fuera de toda duda.

La ley meramente eclesiástica - ley humana de la Iglesia - no obliga cuando hay una dificultad grave. En este tema, no parece fácil imaginar un caso así, fuera de la situación de enfermedad expresamente prevista en el canon citado.

A la hora de querer modificar, justificar nuestras rebeliones aducimos que unos minutos menos no tienen mayor importancia, que lo importante es la Eucaristía y...etc. Esto nos va llevando a desconsiderar los mandatos de la Iglesia y a terminar por ser nosotros mismos los que pongamos nuestras propias leyes.

Una hora son 60 minutos, y, además, la Iglesia no dice escuetamente una hora, sino que afirma "al menos una hora", lo que supone que debe ser una hora o algo más si cabe, nunca menos. No olvidemos que hasta tiempos de Pio XII el ayuno regía desde el día anterior. Por eso no había entonces Misas vespertinas. En la década del cincuenta del siglo pasado, dicho Papa redujo el ayuno a tres horas; y después del Concilio Vaticano II, se pasó a una hora.

La Iglesia no pretende limitar la Comunión - que sean menos los fieles que comulgan - sino velar por el respeto y la veneración a tan gran sacramento porque recibimos al mismo CRISTO. Y debemos tomarnos con mucha seriedad esta norma porque no estamos obligados a comulgar y no hemos guardado la debida preparación para hacerlo. Llegado este caso es mejor no comulgar como signo de respeto y veneración, que hacerlo incumpliendo las normas y condiciones que la Santa Madre Iglesia nos exhorta a cumplir.

2 comentarios:

  1. Gracias por recordar estas cuestiones tan importantes. A veces, los propios católicos nos ‘relajamos’ en estos asuntos. Estas son además unas fechas muy apropiadas para reflexionar acerca de la Eucaristía. En Navidad celebramos el día en que Cristo se entrega a sí mismo a la humanidad y este regalo se manifiesta después en la Eucaristía. Seamos siempre conscientes de a Quien recibimos. ¡Feliz Navidad Salvador, para ti y tu familia!

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  2. Es verdad, eligelavida, sin darnos cuenta nos vamos relajando y al final nadie cumple nada y el SEÑOR pasa a un segundo plano, como una figura que está ahí, pero como si estuviera muerto, no incide ni actúa en nuestras vidas.

    Debemos hacer un esfuerzo y despertar nuestra fe, y tomar conciencia que JESÚS vive y nace, como en estas fiestas, cada día en nosotros.

    Y cada día es un reto a dejarme empapar por sus criterios y su amor por los hombres desde nuestro estar injertados en ÉL.

    Que ésta sea la verdadera Navidad que nazca en nuestro corazón.

    Un abrazo y feliz Navidad junto a tu familia y amigos en XTO.JESÚS.

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