jueves, 22 de junio de 2017

NO ES CUESTIÓN DE PALABRERIO

(Mt 6,7-15)
No se trata de hablar mucho, sino de saber hablar. No es cuestión de muchas y rebuscadas palabras, sino de encontrar las precisas y necesarias para pedir lo que realmente se necesita para nuestro bien. Que no es otro sino el de alcanza la Misericordia de nuestro Padre Dios.

Pero, lo primero es reconocer y darnos cuenta que necesitamos relacionarnos con Dios. Y pedirle todo aquello que realmente necesitamos para llegar a vivir en y para Él. Es verdad, se cae de maduro, que Dios sabe lo que necesitamos. Él nos ha creado y no sería Dios si no conociese cada centímetro de nuestro cuerpo y alma. Lo sabe todo de todos nosotros. Pero, nos ha dado libertad y ha dejado que seamos nosotros  los que descubramos y reconozcamos lo que realmente necesitamos para alcanzar la Gloria de estar con Él en su Casa. Y, por supuesto, sabiéndolo, pedírselo.

Pero no debemos regodearnos en demasiadas y rebuscadas palabras. Simplemente relacionarnos con Él, tal y como lo hacemos con nuestros padres de la tierra. Con confianza, respeto y humildad, sabiendo que nos escucha y nos dará lo que necesitamos para cumplir y hacer lo que nos manda. Que es, precisamente, para nuestro bien y felicidad. Pero, sobre todo, perdonar como Él nos perdona.

Si nuestro Padre nos abre sus brazos y nos llama, esperando nuestra respuesta, a pesar de que no le respondemos. Ni siquiera le hacemos caso, o ponemos todo en cuestión y duda. Y Él aguarda con paciencia e infinita Misericordia, ¿cómo nosotros no vamos a hacer lo mismo? Y, no porque podamos, porque claro está que no podemos, sino porque contamos con Él y la asistencia del Espíritu Santo.

El Padre nuestro es la oración por excelencia que el Señor Jesús nos ha enseñado. Nos marca nuestra manera de relacionarnos con Dios, nuestro Padre, y, también, lo que debemos priorizar en nuestra vida y pedirle. Porque, verdad es que necesitamos de todo, tanto lo material como espiritual, pero, sobre todo eso, prima el amor y el perdón. Tal y como Él nos ha enseñado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.