viernes, 11 de marzo de 2016

JESÚS SABE DEL RIESGO DE LA VIDA



(Jn 7,1-2.10.14.25-30)

Jesús ha sufrido el riesgo de ser perseguido. Su claridad de palabra ha puesto en más de una ocasión en peligro su vida. Comprende, pues, a quienes lo hacen hoy también. La vida de un creyente está en peligro cuando proclama la Palabra de Dios. Es lógico que experimente lo mismo que su Maestro.

A veces nadie se atreve a hacerte daño físico, pero siempre, en cualquier lugar, corres el riesgo de caer mal y ganarte la antipatía de muchos. Muchos que, como los fariseos, sacerdotes y judíos del tiempo de Jesús, les molestaba esa Palabra de Dios que les descubría sus dobles intenciones y ocultas mentiras, que escondían bajo las apariencias hipocresías de sus vidas.

Muchos se jactan de conocer a Jesús, sus humildes orígenes históricos de Nazaret, pero ignoran quien lo ha enviado. Y Jesús proclama: «Me conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta; sino que me envió el que es veraz; pero vosotros no le conocéis. Yo le conozco, porque vengo de Él y Él es el que me ha enviado». 

Jesús se hace hombre, y como cualquier hombre tiene sus padres. Pero su historia, anunciadas por los ángeles enviados por Dios, ha sido concebida por el Espíritu Santo, y, a María, su Madre, notificado su alumbramiento nacido del Espíritu. Jesús no es un hombre cualquiera, es el Hijo de Dios, enviado por el Padre, para anunciar a todos los hombres la locura de Amor del Padre y el rescate de la Salvación Eterna que paga con su Vida.

Y al Padre nadie le conoce. Sólo Jesús sabe quién es, porque viene enviado por Él. Y lo que sabemos del Padre lo sabemos por Jesús, el Hijo, que nos lo ha revelado y configura su Rostro. Por lo tanto, pidamos al Espíritu de Dios que nos dé la sabiduría de creer en la Palabra de Jesús, porque su Palabra es Palabra de Vida Eterna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.