lunes, 3 de junio de 2024

EL DUEÑO DE LA VIÑA: INFINITA MISERICORDIA

Es evidente que la Misericordia de nuestro Padre Dios es la que realmente nos salva. Nosotros, simples administradores del mundo – la Viña que el Señor nos ha dejado en nuestras manos -  no sabemos cuidarlo ni administrarlo de manera equitativa y solidaria. No escuchamos al Dueño de la Viña, ni tampoco a sus enviados, ni a su propio Hijo. Es más, lo hemos matado. Y muchos siguen erre que erre haciendo oídos sordos a su Palabra y a su Infinita Misericordia. Y es que el mundo nos ciega y no embota el corazón de egos y pasiones incontroladas.

En la parábola que el Evangelio nos pone hoy se nos describe realmente lo que ha y está pasando en nuestro mundo. Hemos recibido la vida, una familia, un pueblo y un mundo que el Señor ha dejado en nuestras manos para que lo explotemos y administremos. Y para que lo repartamos equitativamente entre todos. Para que haya igualdad y oportunidades para todos; para que haya suficiente cosecha para que todos puedan vivir dignamente. Para que no se pase hambre ni necesidades de primera necesidad.

Un mundo donde haya verdad, justicia y paz. Sin embargo, ¿en qué se ha convertido la Viña que el Señor nos ha dejado? A la vista está. Solo una simple mirada al mundo actual y podemos deducir en que y cómo hemos convertido la Viña que el Señor ha puesto en nuestras manos. Será cuestión de reflexionar y cada cual pensar que puede hacer para, por su parte, mejorar este mundo que se nos ha dado. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.