(Jn 6,22-29) |
Es motivo de reflexión preguntarnos por qué busco a Jesús y por qué quiero bautizarme, pues muchas veces esos motivos esconden causas que no son las correctas. Ayer presencié la celebración del bautizo de seis catecúmenos adultos y surge esa pregunta: ¿Por qué se bautizaron? ¿Realmente están seguros de seguir a Jesús y comprometerse con Él?
Son preguntas que el Evangelio de hoy nos pone sobre la mesa. ¿Busca la gente a Jesús porque creen en Él y esperan el alimento que salva y da la vida eterna? ¿O, por el contrario, buscamos el alimento material, resolver nuestros problemas e intereses? Al parecer esa es la cuestión porque Jesús les recrimina que le buscan por lo segundo.
Buscamos, inclinados por nuestros deseos carnales y mundanos, satisfacer nuestras apetencias y egoísmos, y nos olvidamos de seguir a Jesús y buscar la salvación eterna. Y hasta cierto punto eso es normal, pues somos pecadores, pero mientras no seamos capaces de reconocerlo estaremos perdidos en el camino.
Roguemos al Señor que nos dé la fe que necesitamos para encender la luz de nuestro entendimiento y nos abra nuestros corazones para buscarle por lo que realmente Él ha venido a darnos: la verdadera felicidad y salvación eterna.
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