Morir a tus vicios, a tus apetencias consumistas, placenteras y desmesuradas. Morir significa negarse, negación a todo aquello que con apariencias buenas, gozosas y felices te destruyen y te dejan vacíos. Por eso, para dar buenos frutos hay que morir a nuestras propias apetencias y dejar nuestra alma liberada para amar dándose y entregándose al bien de los demás. Porque, no se trata de ayudar y servir, sino de buscar el bien de los demás, que, a veces, consiste en decir que no y en desengañarles de buscar sus propias satisfacciones.
En algunas ocasiones Jesús abroncó a los apóstoles :!Gente sin fe y perversa! ¿Hasta cuando los tendré que soportar? - Mt 17, 14-20 -; quítate de mi vista Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios .Mt 16, 13-23 -.
Solo negándote a ti mismo podrás dar frutos, porque el fruto nace del esfuerzo, del cultivo y de la buena tierra que se cuida de estar bien abonada y regada. Y nunca nacerán frutos del descuido, del mal abono y de la mala tierra que se jacta de sí mismo, se hunde en su propia vanagloria y se satisface de su propio egoísmo narcisista. Ese es el verdadero significado de morir. Morir para dar frutos, y frutos buenos que dan entrada a la Vida Eterna.
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