La vida presenta
dificultades que te agobian y alteran tu paz y tranquilidad. Hay momentos que
te superan y necesitas buscar espacios de tranquilidad donde discernir pacientemente
y en paz. Y eso no es nada fácil, ni lo peor, no está al alcance de tu mano. El
Señor lo sabe, no en vano es tu Creador, y te invita a apoyarte y descansar en
Él. No simplemente un descanso físico, sino espiritual y lleno de paz.
Porque, no se
trata de descansar al estilo que te propone este mundo sino abandonándote en
las Manos del Espíritu que te da esa paz que necesitas y, quizás sin saberlo,
buscas. Es ese el verdadero descanso y lo experimentamos cuando nos apoyamos en
el Señor. Por el contrario, cuando proyectamos el descanso según nuestras ideas
y caprichos terminamos más cansados que al principio.
No es el descanso del cuerpo, que aunque es necesario y conviene, el que realmente necesitamos, sino el descanso de nuestro espíritu en el Señor, donde encontramos la sabiduría para discernir el bien y desechar el mal. El descanso de nuestra conciencia apoyada en la verdad y en el esfuerzo de vivir en la Voluntad de Dios, bien Absoluto. El descanso de sabernos en paz, alegres y bien intencionados, liberados de la tristeza, de la angustia del miedo, del vacío interior o del aislamiento. Liberados de la muerte y esperanzado en la Vida Eterna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.