Es evidente que
los padres quieren y cuidan de sus hijos. Y, por supuesto, no quieren que se
pierda ninguno. ¿Qué sucede entonces? Sucede que por el pecado en algunos casos
los padres no cumplen con su misión, pero eso no sucede con nuestro Padre Dios.
Él es un Padre eterno y misericordioso y nos ha creado para que todos seamos
eternamente felices. Luego, ¿qué sucede?
Sucede que hay muchas
ovejas que se escapan del redil pensando que fuera están mejor. Y buscan esa falsa
felicidad que les ofrece el mundo. ¿Y qué sucede? El mundo nos traiciona, y lo
que aparentemente parece felicidad se torna peligro, amenaza, angustia e
infelicidad. Observa, ¿da alguien algo por ti? Incluso tus seres más queridos
poco o nada pueden hacer. Solo Jesús es el Buen Pastor que, no solo te quiere y
te ofrece el verdadero redil que te da esa felicidad y vida eterna, sino que te
busca, arriesga su Vida y, a pesar de tus desplantes y rechazos da su Vida por
ti y por tu salvación.
Porque, lo que
busca Jesús es salvarte. Lo vimos ayer con aquel paralítico del Evangelio del
lunes y lo vemos cada día. Todos sus hijos, tanto tú como yo, somos muy
importantes para el Señor. Somos miembros únicos y singulares de su redil y, de
perdernos por nuestros pocos pecados, Jesús, sin tenerlos en cuenta, nos buscas
y cargar con nosotros para llevarnos al verdadero redil donde está esa felicidad
eterna que buscamos.
Dejémonos rescatar y cargar sobre sus hombros por el Señor y tengamos plena confianza en Él. Será nuestra mejor decisión. Experiméntalo y verás.
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