viernes, 26 de agosto de 2011

DEBEMOS ESTAR VIGILANTES (Mt 25, 1-13)

No se trata de estar angustiados ni tensos por la venida del SEÑOR, sino de vivir en su presencia como verdaderos hijos. Cuando uno está a bien con su padre y vive de acuerdo con su voluntad, no hay miedos ni preocupaciones. Si una inquietud y vigilancia por no desviarse del camino de su voluntad y de estar siempre en sintonía con él.

De la misma forma, debemos estar inquietos en vivir de acuerdo con los mandatos del SEÑOR y mantener nuestras lámparas siempre encendidas y provistas de la oración que las fortalezcas y las mantengan siempre en la Luz. Cuando estamos en ese camino desaparecen los miedos, los temores y las preocupaciones. Fue lo que les ocurrió a las vírgenes sensatas y prundentes, pero no así a las necias e imprudentes.

Porque no responderán unos por los otros, sino que cada cuál debe responder de sus propios actos. Por eso no vale aprovecharse y tomar de las oraciones y sensatez de otros, sino que tienes que vivificarte en tus propias oraciones y prudencia. Nos puede pasar lo mismo que las necias, por nuestros descuido e imprudencia se nos puede cerrar la puerta cuando despertemos a la verdad.

Dame la sabiduría, la fortaleza y la prudencia de mantenerme
siempre vigilante, inquieto y en actitud de servicio,
para que la Gracia de tu Misericordia me
sorprenda siempre en tu presencia. Amén.

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