Mt 22,15-21 |
Cada cosa tiene su lugar y su tiempo, y nuestros compromisos y deberes también. Al Cesar lo que es del Cesar, y a DIOS lo que es de DIOS. Es la respuesta que no esperaban y que les dejó sin replica. Porque DIOS está por encima de todo, y todo poder viene de arriba.
Todo lo material tiene su precio, pero el amor de un padre y una madre es impagable. Más, infinitamente más el Amor de DIOS, del cual hemos recibido todo lo que tenemos. Y por ese Amor estamos obligados a discernir y a establecer justicia y dar a cada uno lo suyo sin menosprecio ni injusticia.
Por eso, JESÚS, sin pretender presentarse como un agitador político, si pone las cosas en su lugar. Y la Iglesia sigue sus pasos. Pretender excluir a la Iglesia de proclamar y defender las injusticias y marginaciones sobre los más pobres, los más limitados, los nacidos en el vientre de sus madres, los sin voz...etc., es pretender acallar la voz de JESÚS que nos interpela y nos delata.
La Iglesia no puede permanecer al margen de denunciar y luchar por establecer el Reino de DIOS en este mundo. Un Reino de justicia, de amor y de paz, donde cada hijo de DIOS tenga la herencia de su PADRE.
Pidamos la fuerza y la luz necesaria para desprendernos
de nuestros egoísmos y poner al servicio de los
demás todos los talentos y bienes
recibidos. Amén.
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