Jn 20,19-23 |
El Espíritu de Dios nos une y nos revela el amor de Dios. El Espíritu de Dios nos allana el camino y nos da sabiduría, fortaleza y paz para que podamos entendernos y permanecer unidos en la misma fe a un sólo Dios. La venida del Espíritu Santo es la confirmación de la promesa hecha por Jesús en el momento de su Ascensión: Pero yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré- Jn 16, 7-.
Hoy es el día que la Iglesia celebra ese acontecimiento. Un día vital y fundamental en la vida del creyente, porque sin el Espíritu Santo nada podemos hacer y hasta Jesucristo hubiese sido olvidado. Él sigue vivo y presente gracias a la acción del Espíritu Santo que con sus dones nos fortalece y nos capacita para transmitir el anuncio de la Buena Noticia. Los dones del Espíritu Santo son siete: sabiduría, entendimiento, consejo, ciencia, piedad, fortaleza y temor de Dios (ver aquí).
Los dones espirituales son habilidades especiales que Dios regala a sus hijos para la edificación de su iglesia. Debemos usarlos para bendecirnos los unos a los otros y construir juntos una iglesia fuerte que honra a Dios.
Todos los cristianos tenemos por lo menos un don y el Espíritu Santo distribuye los dones según quiere: «Todo esto lo hace un mismo y único Espíritu, quien reparte a cada uno según él lo determina» (1 Corintios 12:11). Sin embargo, la Biblia nos dice también que podemos anhelar otros dones, y nos anima a pedirlos (1 Corintios 12:31).
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