sábado, 22 de agosto de 2020

PALABRA Y VIDA

Mateo 23, 1-12 | Mateo 23, Evangelio del dia, Fariseos
El mensaje llega cuando la palabra hablada se traduce en vida vivida. Y, sucede todo lo contrario, se dice una palabra que luego no tiene prolongación en la vida y con lo que realmente se vive. Y, Jesús, el Señor, advirtiendo esas actitudes en los escribas y fariseos de su tiempo, los descubre y los denuncia señalándolos: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas».

Conviene mirar para adentro y reflexionar respecto a lo que sucede también ahora en nuestras parroquias, comunidades, grupos, movimientos u otras asociaciones laicas evangelizadoras.  Preguntarnos, ¿es nuestra actitud, tanto eclesiásticos como seglares, como la de aquellos escribas y fariseos del tiempo de Jesús? , se hace necesario y vital. Rezamos, hablamos, practicamos actos piadosos y ponemos pesadas cargas en la conciencia de los demás hasta doblarles sus espaldas, mientras nosotros nos quedamos al margen eludiendo todo compromiso y escondiéndonos de todo esfuerzo.

Decimos y hablamos según la Palabra de Dios, pero, luego, vivimos y hacemos según nos viene en gana y nos apetece. Actuamos según nuestros sentimientos y nuestras apetencias. Pero, ¿acaso el amor son sentimientos? El amor son actitudes capaces de ser amable, generoso, atento, escuchante, justo, sincero y auténtico; capaces de perdonar, soportar, incluso al enemigo, y de actuar con misericordia. 

Si es así como hablamos, y me pongo en primera persona, así debemos intentar de vivir y actuar. Porque, de hablarlo y vivir con otras actitudes es engañar y mentir. Pero, sobre todo, mentir a nuestro Padre Dios diciendo que le amamos y dándoles la espalda a nuestros hermanos. Si, por tanto, decimos amar a Dios, ese amor debe quedar reflejado en nuestro estilo de vida, que no puede ser otro sino el de estar abierto a todos los demás para amar tal y como nos ama el Señor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.