martes, 8 de marzo de 2022

HÁGASE TU VOLUNTAD


Hablamos de una persona y decimos que es buena porque observamos coherencia en sus actos y son buenos. Es decir, busca el bien, la verdad y la justicia. Lo que muchas veces entendemos como “sentido común”. Hay personas que actúan de forma inconsciente, quizás <¿será eso a lo que se refiere Jesús cuando dice que muchos últimos serán primeros?> y otras lo hacen conscientemente esforzándose en el amor gratuito y en la presencia de Dios. Porque, consciente o inconscientemente, todo es Gracia de Dios. Sólo Él es Bueno y todo lo bueno nos viene de Él.

Precisamente, en el Evangelio de hoy, Jesús, nos enseña la oración del Padrenuestro. Es la oración por excelencia, porque, en ella reconocemos a Dios como nuestro Padre Bueno, le santificamos y le pedimos que su Reino – nuestro Señor Jesús – venga a nosotros. Porque, Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Y, como no puede ser de otra forma, queremos hacer su Voluntad. Fueron las palabras que dijo María – hágase su Voluntad – al serle anunciado que había sido elegida para ser la Madre de Jesús, el Hijo de Dios. Una Voluntad, por supuesto, aquí en este momento, en este mundo, ahora en nuestro lugar y momento donde estamos y en las circunstancias que estamos. Su Voluntad – que es la que conviene – en el trabajo, en la familia, en todas nuestras responsabilidades…etc.

Por supuesto, también le pedimos por el pan de cada día. El pan de la comida; el pan del esfuerzo y el trabajo; el pan de nuestro equilibrio para resistirnos al pecado; el pan de nuestra fortaleza y fraternidad con los demás – amigos y enemigos – y el pan de su Gracia para, a pesar de ir contra corriente, resistirnos a las tentaciones. Esas tentaciones de las que, inmediatamente, le pedimos que nos libre. Y, sobre todo, la misericordia para perdonar a los amigos y enemigos como Tú, Señor, nos perdona.

Hermosa oración que resume todas nuestras peticiones. No hay que inventar ni hablar mucho más, aunque nos gusta hacerlo y gozamos manifestándoselas a nuestro Padre Dios, que nos escucha y nos atiende. Pero, vivamos el estilo de la oración del Padrenuestro, porque, es un estilo de vida, donde alabamos, adoramos y santificamos a nuestro Padre Dios y tratamos de hacer su Voluntad. Ponernos en sus Manos y dejar que su Voluntad se vaya realizando en nuestra vida es la hermosa y dichosa consecuencia de vivir en esa oración del Padrenuestro

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