Mt 7,21-29 |
No es cuestión de cumplir sino de vivir en la Voluntad del Señor. Por lo tanto, no se trata de amar, sino de amar como el Señor nos ha enseñado, con su Vida, Ejemplos y Obras. Porque, podemos hacer muchas cosas que estén bien, pero, quizás, no como quiere el Señor. Porque, podemos amar como creemos que debemos amar, pero no como el Señor quiere que amemos. Porque, todo lo que hagamos si no es hecho según la Voluntad del Señor y abandonados en sus Manos, es obra nuestra. Y nuestras obras son obras de hombres. Hombres imperfectos y humanos que se equivocan y meten la pata. Sólo Dios hace las cosas bien hechas, perfectas y para nuestro bien.
Por lo tanto, se trata de ponernos en sus Manos. ¿Y qué es ponernos en sus Manos? Simplemente, tener voluntad humana de querer y vivir en su Voluntad y dejarle hacer por medio de su Espíritu. Ese Espíritu Santo enviado por su Padre para asistirnos y auxiliarnos en nuestro ser y obrar. Nosotros no tenemos ni sabiduría ni capacidad para actuar bien, pero el Señor sí. Él es todopoderoso y hace todo bien. No necesita que nosotros hagamos nada en nuestro nombre y según nuestras fuerzas, que también nos las ha dado Él.
Necesita sólo nuestra voluntad y que, confiado en Él, nos pongamos en sus Manos. Entonces se hará todo según Él y veremos como nuestro interior se ilumina, se regocija y se inunda de gozo y alegría incluso en nuestras cruces y adversidades. Experimentaremos ese gozo y descanso de poder reclinar nuestra cabeza en nuestra propia cruz apoyado en el Señor. Porque, es ahí donde se esconde nuestra felicidad, nuestra esperanza y nuestro gozo de Resurrección.
Sólo, en la experiencia de asumir nuestras cruces, como lo hizo Jesús por y para nuestra salvación, descubriremos y experimentaremos el gozo, la paz y la alegría de esa Vida Nueva que esperamos alcanzar en el Reino de Dios nuestro Padre.
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