lunes, 9 de noviembre de 2020

TEMPLO VIVO Y VERDADERO


Jn 2,13-22

Es posible que vayamos al templo y perdamos en él la excelencia de lo sagrado. Quizás, nos quedamos en la superstición de tocar o pedir como si de una caja mágica de regalo se tratara. En el tiempo de Jesús lo habían convertido en un espacio propicio para la mercadería y el negocio. 

Era un momento oportuno para el cambio y el trueque. Y, quizás hoy no haya cambiado, sobre todo en la forma, si en la apariencia, nuestra asistencias al templo. Porque, lo único y verdaderamente importante es que allí está Jesús - Verdadero y Vivo Templo - que se nos da, bajo las especies de pan y vino, como verdadero alimento.

Me culpo, al menos yo, que muchas misas pasan desapercibidas como si se tratara de un mero cumplimiento, deseando en mi interior que termine lo antes posible, quedándome una sensación de libertad como si se tratara de quitarme algo de encima. Ahora, el peligro no es darte cuenta de eso, sino el - dándote cuenta - aceptarlo y quedarte establecido en ello. Se hace necesario saberlo y, a pesar de nuestras limitaciones y pecados, ofrecernos también como pecadores aceptando nuestra cruz.

Porque, lo único y verdaderamente importante es que el Señor se hace presente y entrega su Vida - no cruenta ahora - para el perdón de tus pecados. Y es esa la única condición que tenemos que tener en cuenta. Conocer y sabernos perdonados con el propósito de luchar para no volver a pecar, a pesar de conocer también nuestras limitaciones por nuestra condición humana. 

Indudablemente, Jesús nos sacude y nos expulsa de ese templo construido en mi interior con el afán de riqueza, de mercadería y de nuevos ídolos creados. Jesús nos descubre ese Templo Vivo y Verdadero que está en Él y que, edificado en nuestro corazón, nos sostendrá también vivo eternamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.