Y la cuestión o
problema es el mismo, no quieren o queremos, yo también me incluyo, salir de
nuestras verdades ya concebidas, nuestras comodidades, nuestro mundo al que
conocemos y en donde nos sentimos, a pesar de los problemas, instalados. No queremos
aventurarnos a nuevos peligros o novedades. Tenemos miedos y queremos
permanecer agarrados a las verdades que conocemos y no queremos abrirnos a la
Palabra de Jesús que nos incómoda y compromete.
Estamos bien, o
queremos seguir como estamos. Sucedió también ayer cuando en el desierto el
pueblo lo estaba pasando mal y se acordó de Egipto. También nos pasa a nosotros
hoy, ahora. Me siento mejor como estoy y no quiero cambios. ¡Ahora, a la edad
que tengo voy a cambiar! Y mientras Jesús entrega cada día su vida en el
sacrificio del Altar por muchos que creen en Él y pacientemente por todos aquellos
a los que llama y espera que abran sus corazones.
Mientras haya vida
hay esperanza. Llegó la hora de Jesús y entregó su Vida para que muriendo
Resucitara, para gloria de Dios, al
tercer día. Y esa es nuestra esperanza, resucitar en y por Jesús, según nos ha
prometido, cuando llegue nuestra hora.
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