lunes, 24 de abril de 2023

¿QUÉ BUSCAMOS EN EL SEGUIMIENTO A JESÚS?

Es natural que sintamos un impulso fuerte en nuestra voluntad movida por nuestro egoísmo cuando descubrimos algo que nos interesa. Comer gratis siempre interesa y más cuando la comida no es tan abundante o no tan fácil de conseguir.

Aquella gente se había quedado fascinada por Jesús. Se habían hartado hasta saciarse y le buscaban interesados en conseguir lo que necesitaban. Le habían descubierto como alguien que les podía solucionar muchos problemas y necesidades. ¿Será esa también nuestra actitud de búsqueda del Señor? Podemos preguntarnos serenamente cual es el motivo por el que yo quiero seguir a Jesús.

Sucede que, quizás sin darnos cuenta, estamos en la Iglesia porque nos interesa, porque nos relaciona para conseguir beneficios que nos interesan. O también somos consciente de ello y lo hacemos porque descubrimos que a través de fingir un seguimiento a Jesús conseguimos otras cosas de este mundo que nos interesan más. La cuestión es plantearnos esta búsqueda seriamente y responder también seriamente y en consecuencia.

Porque, claro está, seguir a Jesús comporta abrazar la cruz. Sin cruz no hay seguimiento que valga. El amor nace y se prueba en el dolor y sufrimiento. Ahora sé de algunas personas que están al lado de sus seres queridos sufriendo con ellos la enfermedad que les afecta y les amenaza sus vidas. Están porque les necesitan y responden a esa necesidad. Pregunto: ¿no es eso amar?; ¿no es eso una cruz?

Amar es aceptar no solo la alegría sino también el dolor y sufrimiento. Fue precisamente eso lo que nos enseña Jesús hasta el extremo de dar su Vida por la nuestra. Seguirle exige hacer lo mismo. Y si son otros intereses los que nos mueven a seguirle nos equivocamos.

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