domingo, 18 de junio de 2023

UNA BÚSQUEDA AMOROSA QUE CONLLEVA ALIVIO, SALUD Y FELICIDAD.

Es evidente que somos seres necesitados. Incluso el poder y las riquezas no dan respuesta ni solución a todos los problemas que se nos presentan. El hombre se siente sometido a su propia naturaleza humana, sobre todo los más pobres, y busca liberarse. Y Jesús, el Hijo de Dios, viene a liberar al hombre de su esclavitud, no solo física sino espiritual al estar herido por el pecado.

Si nos damos cuenta observamos que a pesar de nuestros pecados Jesús, nuestro Señor e hijo del Padre, sale a nuestro encuentro y entrega su Vida por salvar la nuestra. Y lo hace sin ninguna condición y a pesar de que nosotros ni lo merecemos ni le respondemos aceptándole y obedeciéndole.

Y es más, Jesús se compadece y nos dice en el Evangelio de hoy: (Mt 9,36—10:8): En aquel tiempo, al ver Jesús a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor. Entonces dice a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies”. Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia. Los nombres de los doce Apóstoles son …

Observamos que Jesús nos marca la prioridad: expulsar espíritus inmundos, curar toda enfermedad y toda dolencia. No se trata de convencer ni de convertir a nadie sino de restaurar la vida y dignidad de las personas. Y realmente experimento que esa es la misión que tenemos que realizar: aliviar, sentirnos compasivos y misericordiosos con el sufrimiento y el dolor de los más necesitados y pobres. La conversión es cosa del Espíritu de Dios que es el único que realmente convierte y transforma nuestros corazones.

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