En núcleo del amor
es el bien. Porque, no todo lo que se ama es bueno. Muchos aman las riquezas,
la fama, el privilegio, el poder…etc. y tratan de conseguirlo aún a base de extorsionar,
engañar y toda clase de mal.
Nada tiene que ver
el bien con el mal, y el Reino de Dios es un Reino de bien, de un amor
misericordioso que busca el bien, la paz y justicia que se apoyan en la verdad.
Porque, lo que no es verdad, es mentira y, consecuentemente siempre hace mal. La
mentira vive en la oscuridad mientras que la verdad busca la luz para que sea
vista por todos.
Jesús dice cosas
que descubren su igualdad con el Padre: (Jn 5,17-30): En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo
también trabajo» Por eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle,
porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre,
haciéndose a sí mismo igual a Dios. Jesús, pues, tomando la palabra, les decía:
«En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino
lo que ve hacer al Padre: lo que hace Él, eso también lo hace igualmente el
Hijo. Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que Él hace…
Llama la atención
que los judíos entendían que Jesús se igualaba al Padre. También el mismo Jesús
lo declararía: Jn 10, 30 – Yo y el Padre somos uno – y dejaba claro su
Divinidad. Sin embargo, hoy como ayer, muchos siguen negando esa Divinidad
igualitaria de Jesús en el Padre y viceversa. Un Dios trino: Padre, Hijo y
Espíritu Santo.
Sucede que inmerso
en un mundo que se mueve a velocidad vertiginosa no nos damos cuenta de nuestra
propia existencia. Los avance de la técnica nos deslumbran y nos introduces en
un consumismo vorágine que nos desdibujan la impronta de Dios en nuestro
corazón. Pero, a menos que nos paremos un momento, pensamos y nos descubrimos
criatura. ¿Quién nos ha creado? ¿Es posible que Alguien haya existido siempre,
porque, de ser creado ha sido criatura de otro antes que ya existía? Por tanto,
nuestro Padre Dios ha existido siempre, ¿nos damos cuenta de lo que decimos?
Y ese Dios nos
habla por medio de su Hijo, y nos revela que nos ama con una misericordia
infinita. Y no solo nos lo dice, sino que nos lo demuestra con su Vida y Obras
hasta el extremo de entregar su propia Vida para remisión de nuestros pecados.
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