A veces nuestra
curiosidad nos empuja a buscar y tratar de conocer a alguien, o a algún
acontecimiento. Supongo que dependiendo del tipo de curiosidad que se tenga,
así será la forma de buscar y conocer lo que se busca. Según nos dice el
Evangelio, Herodes busca por simple curiosidad a Jesús. Quería confirmar lo que
se decía de Él y, al mismo tiempo, pasar un rato divertido viéndole hacer algún
milagro de los que oía hablar.
Esto puede darnos
pie para, también nosotros, preguntarnos que clase de curiosidad podemos tener.
La de conocer a Jesús por el simple hecho de conocer su grandeza, historia y
milagros, o porque creemos que es el Hijo de Dios, el Mesías enviado a
anunciarnos el Infinito Amor Misericordioso de Dios, y a decirnos que es
nuestro Padre y quiere liberarnos del pecado y compartir su Gloria eterna con
nosotros.
¿Qué Jesús
buscamos? ¿Y cuál es nuestra motivación para buscar un encuentro con Él? Dar
repuesta a estas preguntas serán la clave para iniciar un búsqueda seria y
profunda que cambie el rumbo de nuestra vida.
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