(Lc 11,42-46) |
Todos nuestros esfuerzos tienen un sólo objetivo: "Vivir en el amor y la justicia", porque el uno presupone lo otro, pues de no ser así estamos señalándonos como lo que Jesús nos descubre hoy: "Fariseos". De nada vale cumplir con las normas y preceptos religiosos, si luego nos falla la caridad contenida en el amor que el Padre nos da para que también lo demos nosotros.
Y es entonces, cuando nos proponemos vivir en la verdad, cuando experimentamos lo duro, difícil y pesado que se hace el camino del amor y la justicia. Pero también, la necesidad que tenemos de no ir solo, porque solos seremos derrotados. Descubrimos entonces que sólo en el Señor, injertados en el Espíritu Santo, seremos capaces de vivir y cargar con nuestra propia cruz y también aliviar la de los otros.
Y no vale medias tintas o pasos disimulados. Nos autoengañamos. Sólo el esfuerzo sincero, verdadero y auténtico nos eximirá de ser señalados. Nos confesamos pecadores y pobres, pero en el Espíritu nos esforzamos en cumplir y vivir el amor.
Por eso, desde nuestra humanidad pecadora, asumiendo nuestras debilidades y fracasos, te pedimos Padre Bueno nos perdones nuestras limitaciones, pecados e impotencia, y nos des la fuerza para, caminando en la acción del Espíritu Santo, sepamos y podamos vivir en la justicia y la caridad.
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