jueves, 25 de septiembre de 2014

REALMENTE, ¿BUSCO A ALGUIEN?




Sucede que por mucho que nos digan y escuchemos no nos enteramos. Y no nos enteramos porque no queremos enterarnos, pues no buscamos a nadie ni nos sentimos necesitados de nada vital que nos mueva a buscar. Se hace necesario estar necesitado o enfermo para correr en busca del médico.

Y muchas veces, por no decir casi siempre, buscamos al médico para que nos cure, y en la curación se acaba nuestra búsqueda. Con Jesús nos ocurre lo mismo. Lo buscamos con un sentido utilitario, para resolver nuestros problemas, y una vez resueltos termina nuestros deseos de búsqueda.

¿Quién es Jesús para nosotros? ¿Una caja mágica que nos espera y nos sirve para solucionar nuestras necesidades, apetencias y enfermedades? ¿O es nuestra esperanza y nuestra razón en donde encontraremos nuestra felicidad y vida eterna? Todo dependerá de lo que signifique Jesús para cada uno de nosotros.

No busquemos a un Jesús espectáculo, a un Jesús que nos sorprenda con algo mágico y nos deslumbre con un milagro o acto de poder. No, ni mucho menos. Jesús está en los pobres, en los necesitados y en los que buscan consuelo, justicia y paz. Y se nos ha revelado como el Hijo predilecto del Padre, enviado para salvarnos y entregado para ello en una muerte de Cruz.

Ilumina Señor nuestro camino para que busquemos al verdadero Jesús, Pan de Vida Eterna que ha bajado del cielo para hacerse comida de salvación para todos los hombres.

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