(Lc 19,45-48) |
Sería maravilloso poder escuchar a Jesús cada día. El Evangelio de hoy nos dice que enseñaba todos los días en el templo y eso era una oportunidad única. Me imagino que quedaría maravillado y cautivado, como tantos otros que así les pudo pasar, por las Palabras de Jesús. Pero, la realidad no ha cambiado en nada, porque, aunque la situación es diferente, Jesús está Vivo y presente cada día en las diversas Eucaristía que se celebran en el mundo.
Tú y yo podemos escucharle si tenemos la oportunidad de visitarle cada día en el templo. Porque en la consagración, Jesús, se hace presente y se entrega en sacrificio por la redención y salvación de todos nosotros. Sí, Jesús nos enseña y nos habla hoy también. Se trata simplemente de estar atentos y a la escucha y de dejarnos invadir por su Palabra.
Todo se hace nuevo, y todo se renueva. Jesús es el centro y sustituye a todo sacrificio y víctima. Él se hace víctima entregándose voluntariamente por todos nosotros. Su Palabra nos salva y nos indica el camino. El mundo sería diferente si escuchara la Palabra del Señor y la pusiese en práctica. Todo tendría sentido y la felicidad invadiría nuestras almas. Una felicidad que no sólo es serenidad y paz, sino que es también eternidad. Porque la felicidad que muere no es felicidad.
Guardemos nuestro templo interior, porque dentro de nosotros vive el Espíritu del Señor si le dejamos habitar en nuestro corazón. Porque es allí donde el Señor nos habla ahora y nos enseña el verdadero camino que conduce a la Casa del Padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.