Jn 21,15-19 |
Con mucha frecuencia confesamos querer a una persona o cosa, pero, menos frecuentemente confesamos amar. Sin embargo, de forma espontánea y casi sin darnos cuenta, utilizamos ambos conceptos para expresar un mismo pensamiento o deseo. Y es que expresan pensamientos similares, pero no significan lo mismo. Tienen algunas diferencias sustanciales.
Cuando decimos "te quiero" estamos expresando un deseo de pertenencia, de poseer algo que me gusta y que quiero tener, pero sin más compromiso. Un deseo que hoy es, pero que mañana puede no ser. Hoy me gusta y, quizás, mañana no. Sin embargo, con la palabra amor expreso un deseo más profundo, más íntimo y entregado, atemporal y sin condiciones. Un deseo que trasciende y siempre está vivo, ardiente y eterno mientras exista la vida. Por eso, en el sacramento del matrimonial decimos: "...hasta que la muerte nos separe".
Posiblemente tengamos que buscar nuestra respuesta en el significado de esos dos verbos, querer y amar, porque, quizás, estamos tratando de querer al Señor en lugar de amarlo. Él nos confiesa que nos ama. Nos ama plenamente hasta el extremo de dar su Vida por la nuestra, y es que el amar implica entrega total hasta el extremo de dar la vida. Y el querer se queda simplemente en un deseo de tener o poseer sin ningún compromiso.
En su mandato, nuestro Padre Dios nos invita a amarnos los unos a los otros, y ese amor implica entrega y servicio pleno. Y ese amor es el que nos lleva, a pesar de nuestra diversidad, a permanecer unidos como el Padre está en el Hijo, y el Hijo en el Padre. Por eso nos invita a relacionarnos con Él como Padre nuestro, que nos hace a todos, sean de la condición que sean, hijos suyos. Y, como hijos, amarnos tal y como Él nos ama.
Como Pedro, revisemos la medida de nuestro amor para que trascienda nuestro querer en un seguimiento amoroso capaz de amar con un amor, como nos ha revelado nuestro Señor Jesús, igual a nuestro Padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.