Preguntarnos si con nuestra vida sumamos o restamos es tratar de mirarnos y ver que aportamos nosotros a ésta, nuestra sociendad, de la que tanto recibimos. Es indudable que, lo que no suma, resta. Porque, quedarse separado es retroceder. Por tanto, no aportar equivaldría a restar. Al menos no restar te permite sostenerte en una actitud positiva de aumentar, de sumar y no retroceder. Por esom quien no está en contra, está a favor.
Por otro lado, ¿no es el niño - indefenso, necesitado y dependiente - el centro de atención de toda la familia? Es el más pequeño, débil y pobre, pero el que más atenciones y servicios tiene. ¿No nos hace pensar eso? Son los pequeños, los necesitados y los más pobres los que necesitan estar en el centro de nuestras atenciones porque son ellos los verdaderamente necestiados. Son ellos los que están en el Corazón de Xto. Jesús.
Por otro lado, los que buscan poder y riqueza no se sienten necesitado y, en consecuencia, buscan ser los primeros, los más fuertes y poderosos. Y, en consecuencia, someten, esclavizan y mal tratan a los más pequeños y pobres. Solo piensan en sus intereses, proyectos y beneficios. Precisamente, hoy, Jesús deja bien claro lo que piensa al respecto en el Evangelio: (Lc 9,46-50): En aquel tiempo, se suscitó una discusión entre los discípulos sobre quién de ellos sería el mayor. Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado, y les dijo: «El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me...
Conviene reflexionar y abrir bien los ojos, porque, creyéndonos buenos cristianos buscamos los primeros puestos sin darnos cuenta que para ser primeros tenemos que ser últimos.
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