(Jn 1,19-28) |
Juan deja claro quien es y quien ha de venir a cumplir la promesa de la llegada del Mesías: «Yo no soy el Cristo». Y descubre su misión e identidad: «Yo soy voz del que clama en el desierto: Rectificad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías».
Hoy la Palabra del Señor nos pone en situación de reflexionar sobre nuestro apostolado y sobre nuestras vivencias de fe. ¿Dejamos transparentar al Señor en nuestro vivir diario? ¿Somos espejos de su presencia?, ¿o, por el contrario emborronamos, oscurecemos y ocultamos su venida con nuestros apegos y pecados?
Este año que empezamos a caminar puede ser comienzo de un nuevo y bien intencionado propósito para esforzarnos en superar nuestro testimonio. Juan Bautista puede servirnos de ejemplo y de tesón.
Pidamos al Señor perdón por las muchas veces que le ocultamos a los ojos de los demás con nuestros pecados, y fuerzas para ser fieles testimonios de su venida y presencia.
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