miércoles, 11 de enero de 2017

LA ORACIÓN, FORTALEZA QUE NOS SOSTIENE

(Mc 1,29-39)
Hoy mi pensamiento me lleva a otra parte. Me pregunto qué pensarían aquellos a los que Jesús no curó. El Evangelio dice: Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados; la ciudad entera estaba agolpada a la puerta. Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían. 

Me llama la atención ese: curó a muchos, porque eso supone que hubo otros a los que no curó. Y me digo que habrán pensado. Deduzco que igual ocurre hoy, hay muchos a los que Jesús no cura, o nos parece a nosotros que no cura. Hay personas y hasta familias que parece han nacido para sufrir, y no entendemos nada. No nos parece justo, pero realmente sucede así.

Supongo que la vida es un camino. Un camino que se hace pesado mucho más para unos que para otros. Supongo que todo tendrá su medida y recompensa justa en la otra vida. Aquí no nos queda otra sino la de correr cada uno con su suerte o destino. Lo importante es confiar que el Señor está presente en nuestra vida, nos mira y nos salva. Pero, a pesar de eso, el recorrido de esta vida lo tendremos que hacer hasta nuestro final. Y en ese espacio de tiempo, la oración es nuestra fortaleza, nuestra roca y paciencia que nos sostiene.

Él es el ejemplo. Se hace hombre, se despoja de todos sus previlegios e inicia su camino. Sufre y padece persecución desde niño; sufre y padece rechazos, insultos y toda clase de injurias y burlas. Y castigos que le llevan a la muerte. Podemos preguntarnos como aquel ladrón, ¿por qué no se cura a sí mismo, y también a nosotros?

Sin embargo, la respuesta está en aquel otro, el buen ladrón, que reconoce su culpa, pecados, y confía en Jesús, suplicándole que le tenga en cuenta cuando esté en su Reino. También nosotros, tanto los curados o los no curados, debemos confiar en Jesús, porque Él es el Señor y sabe lo que hace. Él es realmente el Camino, la Verdad y la Vida.

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