martes, 22 de noviembre de 2011

NADA EXISTE

(Lc 21,5-11): En aquel tiempo, como dijeran...

El Evangelio de hoy es muy claro, todo será destruido hasta el punto que podemos decir que todo lo que existe no es la verdadera realidad. Porque su fin es caduco y la nada. La única realidad es DIOS.

 Estas palabras de Jesús se sitúan en las antípodas de una así denominada “cultura del progreso indefinido de la humanidad” o, si se prefiere, de unos cuantos cabecillas tecnocientíficos y políticomilitares de la especie humana en imparable evolución.

 ¿Desde dónde? ¿Hasta dónde? Esto nadie lo sabe ni lo puede saber, a excepción, en último término, de una supuesta materia eterna que niega a Dios usurpándole los atributos. ¡Una supuesta!... Sin poder demostrar nada, ni tampoco negar.

¡Cómo intentan hacernos comulgar con ruedas de molino los que rechazan comulgar con la finitud y precariedad que son propias de la condición humana!

Por eso esperamos expectante la segunda venida de nuestro SEÑOR que precederá a guerras y revoluciones y también a muchos que usurparan su nombre diciendo. "Yo soy y el tiempo está cerca". Ustedes perseverad y no les sigan, ni se asusten porque es necesario que primero ocurran estas cosas, pero el fin no es inmediato.

Se levantará, les dijo, nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo.

Queda, todavía, tiempo de salvación, pero me pregunto si ya no está empezando a pasar lo que tiene que pasar. Sin embargo, nosotros debemos perseverar, porque ahí está nuestra salvación (Lc 21, 12-19).

Te doy gracias, DIOS mío, por sostener mi fe,
sobre todo mi confianza en TI. Dame
la fortaleza, la sabiduría y la
 paz de permanecer
siempre en TI. Amén.

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