(Jn 10,11-18) |
La desconfianza es la causa que produce los problemas entre los hombres. No hay trabajo porque el empresario no confía en el obrero y éste no trabaja con el compromiso como si fuera dueño. Y al obrero le ocurre algo parecido. Desconfía del empresario y no actúa con el compromiso que se deriva de la confianza. Todo se reduce a confianza y justicia, o lo que es lo mismo: Amor.
Porque el amor cultiva la confianza, establece la justicia y hace fraterna la convivencia entre los hombres. Cada cual, asalariados o patronos, van a lo suyo. En el mejor de los casos sólo se preocupan de su rebaño sin importale los otros. Es más, si pueden roban o destruyen y abandonan. Miran solamente para sí mismos.
Sólo el Buen Pastor abre la puerta de su redil para todos los hombres, y a todos ofrece pastos en abundancia. Conoce a cada una de sus ovejas y a todas las llama por su nombre y da la vida por ellas. El Señor es mi Pastor y nada me falta.
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