sábado, 16 de mayo de 2015

ATRÉVETE A PEDIR

Juan 16,23-28.


Sorprende y asombra leer las Palabras de JesúsYo les aseguro: cuanto pidan al Padre en mi nombre, se lo concederá.  De Jesús nos sorprende todo. Sorprende que se presente como Hermano; sorprende que se presente como Hijo; sorprende que se presente como igual al mismo Padre. De Él sorprende todo, y la mayor sorpresa y grandeza es que nos presenta a su Padre también como nuestro Padre. Único Dios Padre, porque no existe otro Dios que se presente como Padre.

Pero más todavía, nos descubre un Padre enamorado de sus hijos, que los quiere hasta la locura de entregar a su Hijo a una muerte de Cruz para salvarlos. No existe prueba mayor de amor. ¿Dónde encontramos a un Padre con más amor? ¡Dios nuestro Padre es único! ¡Señor de la Vida y de la muerte!

Tengamos la confianza de ser buenos hijos y corresponder al amor del Padre. Y de pedir todo lo que necesitamos para alcanzar el camino de salvación. Tenemos la Palabra y la Promesa del Hijo, que nos invita a que nos atrevamos a pedirle al Padre en su Nombre. Es verdad que se nos presenta un problema, ¿qué pedimos? Porque no sabemos pedir. Posiblemente, por nuestra naturaleza humana pedimos cosas que quizás no nos hagan falta o no nos sirvan para el camino de nuestra salvación.

Es importante saber pedir, y conocer lo que verdaderamente es fundamental e importante para nuestra salvación. Es eso lo que necesariamente debemos pedir, y confiar que nos será dado como afirma Jesús. Conocemos que el amor es el fundamento de la Voluntad del Padre, pues por Amor nos ha salvado, y Jesús nos revela que la Voluntad del Padre es que seamos capaces de amarnos como su Hijo Jesús nos ha enseñado.

Jesús es el Modelo y la Referencia. Nuestra actitud de amar tiene que ser como la de Él. Y lo más importante es dejarnos amar por Él más que intentar amarle. Porque en el abandono a su Amor se nos dará la Gracia de corresponder y amar como Él. 

Pidamos al Señor que nos transforme nuestro corazón humano y de piedra, en un corazón tierno, suave, grande en generosidad, sabiduría y comprensión para amar como Él nos ama.

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