martes, 24 de noviembre de 2015

EL MUNDO SE DESTRUIRÁ

(Lc 21,5-11)


Los, aparentes, avances son una farsa, pues si observamos, experimentamos que el mundo no camina derecho, ni, tampoco, en sentido lineal. Mejor, parece que da un paso para adelante y dos para atrás. Hoy, a pesar de tantos avances técnicos y progresos científicos, la vida está más en peligro que antes.

Los últimos atentados terroristas, al parecer por fundamentalismos religiosos, nos sobresaltan y ponen la vida humana en constante peligro. ¿Dónde está la civilización adelantada?  Países que padecen hambre y sed, y que son explatados y esclavizados. No hay seguridad y la paz está amenazada y en peligro. Luego, ¿cuáles son los adelantos?

Las Palabras de Jesús en el Evangelio de hoy nos tranquilizan y nos dan serenidad y paz. Porque nos avisan de que el final está marcado por disturbios y guerras: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida». Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?». Él dijo: «Estad alerta, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo está cerca’. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato». Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo».

Estamos avisados y no hay por qué inquietarse. Pasará lo que tenga que pasar, pero el Señor vendrá. Habrá grandes señales del Cielo que anunciarán la llegada del Señor, y su Palabra, Palabra de Vida Eterna, se cumplirá. Por lo tanto, a pesar de todo lo que estamos viendo no hay por qué desesperar. Esperamos, incluso, cosas mayores o peores, porque el mundo, de espaldas a Dios, busca su propia destrucción.

Gracias, Señor, por tus Palabras y te pedimos serenidad, confianza y valor para perseverar, a pesar de tantas dificultades y obstáculos con los que el mundo tratan de desviarnos de tu camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.