martes, 17 de enero de 2017

LA NECESIDAD APREMIA Y PRIORIZA

(Mc 2,23-28)
Sin darnos cuenta las leyes se han antepuesto al hombre. Se hace la ley para que el hombre se someta a ella. Se programan actos y fiestas, se sierran calles y se prepara todo para la celebración sin tener en cuenta los intereses de las personas. Todos sometidos a las fiestas. Las cosas no han cambiado nada. También los judíos sometían los hombres al sábado.

El Evangelio de hoy nos describe una escena donde se experimenta que las leyes están hechas para someter al hombre, y no al revés. Las leyes debes legislarce para el bien y las necesidades de los hombres. No puede ser que los derechos y el bien del hombre quede supeditado al cumplimiento de la ley. Jesús, a la ingerencia de los fariseos responde: «¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y dio también a los que estaban con él?». 

La necesidad prioriza y rompe toda ley, porque es el interés, el derecho y la necesidad del hombre lo que marca el nacimiento de la ley. Todo debe mirar al bien del hombre y debe estar en función del hombre. Así, Jesús, rompe con esa ley tradicional del sábado y les dice: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado».

Hoy poco ha cambiado. Se sigue mirando para la economía, para los intereses particulares y materiales, y se pospone el bien y los derechos del hombre sometiéndoles a la ley. Tratemos de ser coherentes y anteponer los derechos de hombre a la ley. Sobre todo el derecho a la vida, un don que Dios nos regala y que nadie puede apropiarse.

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