miércoles, 6 de diciembre de 2017

DESCUBRIR TUS NECESIDADES TE ACERCA AL SEÑOR

Mt 15,29-37
Muchas de aquellas personas no hubiesen conocido al Señor si no hubiesen estado enfermos. Podrías, aunque nos parezca que no suena bien, que la enfermedad ha valido para conocer al Señor y para ganarte, por su Misericordia, la salud, no sólo de esta vida, sino de la Eterna. Luego, ¡bendita enfermedad!

Sí, no sabemos lo que puede encerrar un aparente mal cuando luego se convierte en la puerta del mayor bien. Lo expresamos con ese refrán que dice:  "no hay mal que bien no tenga". También nosotros podemos atrevernos a descubrir nuestras enfermedades. Quizás hoy no necesitemos esperar al Señor, pues tenemos muy cerca hospitales y médicos que nos curan nuestras dolencias. Y eso, que nos parece un bien, y lo es, puede convertirse en un mal, si por eso escondemos nuestras otras enfermedades y no recurrimos al Señor para que nos las cure.

Me estoy refiriendo a las enfermedades del alma; me estoy refiriendo a nuestra ceguera espiritual; me estoy refiriendo a nuestra ambición; me estoy refiriendo a nuestros egoísmos, pasiones desenfrenadas y todo pecado que nos mutila y nos enferma el alma. Pero, también a enfermedades físicas que no encuentran remedio de la mano del hombre. Enfermedades que detestamos y aborrecemos, pero que son una gran oportunidad para, humildemente, acercarnos al Señor.

Y, cuando no somos nosotros los enfermos, si podemos servirnos de la enfermedad del otro para asistiéndole llevarlo y acercarlo al Señor. Porque, todo hombre experimenta necesidad y el Señor, Misericordioso y Compasivo, está atento a lo que el hombre necesita, para hablarle, aliviarle y esperanzarle a buscar la verdadera Vida que da gozo y felicidad eterna. 

El Señor nos busca apasionadamente interesado en darnos y ofrecernos la salvación. Entre otras cosas porque sabe que sin Él nada podemos hacer - Jn 15, 5- pero, sin nuestra libertad siente sus Manos atadas, porque necesita de nosotros colaboración. Quiere tus panes y tus peces; quieres tus pecados para transformarlos en alimento puro y limpio que te lleve a la Vida Eterna.

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