Jn 13,21-33.36-38 |
Y lo hacemos cada vez que tratamos con desprecio, con
murmuraciones y habladurías a los demás. Quizás, muchas veces, sin caer en la
cuenta, gastamos nuestro tiempo en entretenernos en hablar y murmurar contra
los demás. Ambicionamos más que el otro y que las cosas sean como pensamos
nosotros. Queremos imponer nuestra manera de pensar y que las cosas se hagan
como nosotros pensamos y deseamos. Judas se decepcionó porque pensó que Jesús
tenía que actuar de otra manera. Y, también hoy, yo me decepciono cuando creo
que las cosas deben ser de otra manera en mi parroquia, con este cura o con el
otro seglar.
Las cosas son como Dios quiere, y eso fue lo que nos
enseñó Jesús y nos enseña ahora el Espíritu Santo. Jesús nos mostró el camino,
la obediencia al Padre, incluso a pesar del sufrimiento que experimentó –
huerto de Getsemaní – y durante su Pasión. ¿Y nosotros? ¿No pensamos que
debemos intentar experimentar lo mismo en el recorrido de nuestra vida? Esa es
la prueba que debemos superar e intentar. No desesperarnos como Judas -, sino,
como Pedro, saber que el Señor es Infinitamente – parábola del Padre misericordioso
o hijo pródigo – Misericordioso.
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